CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Urbanizar zonas rurales siguiendo ciertos criterios puede ayudar a generar nuevos bosques y a recuperar biodiversidad

Investigadores tucumanos del CONCIET NOA Sur describieron por primera vez la importancia de la “contraurbanización”, debida a la migración de población hacia zonas rurales. Esto impulsa la generación de nuevos ecosistemas de superficies boscosas.


Vista aérea comparativa.
Autores de la investigación. Arriba: Yohana Jimenez, Ezequiel Aráoz, Romina Fernández y Sofia Nanni. Abajo: Ramiro Ovejero, Leonardo Paolini y Ricardo Grau.

Entre las principales causas de la deforestación podemos encontrar la agricultura mecanizada y los incendios forestales, que llevan a la pérdida de vegetación nativa y del hábitat de numerosas especies. Sin embargo, aunque la disminución de bosques es todavía el patrón dominante en los países en desarrollo, se han registrado regiones en las que ocurre el proceso inverso. Se lo conoce como transición forestal; es el paso de tendencias de deforestación hacia las de expansión de bosques, y son una oportunidad ideal para la recuperación de la biodiversidad.

Una de las razones de este cambio tiene que ver, aunque parezca paradójico, con procesos de urbanización; más concretamente, de lo que se conoce como contraurbanización. Y recientemente, investigadores del Instituto de Ecología Regional (IER, CONICET-UNT) la describieron como vía de transición forestal que, bien manejada, podría generar nuevos bosques con especies nativas y exóticas. La investigación es llevada a cabo por la becaria Yohana Gisell Jiménez, y contó con la participación de los doctores Ezequiel Aráoz, Romina D. Fernandez, Sofia Nanni, Ramiro Ovejero, Leonardo Paolini y Ricardo Grau.

“Si bien el proceso de contraurbanización no es nuevo (comenzó a estudiarse en 1970 en países desarrollados), su rol en la expansión de bosques no había sido analizado hasta ahora”, contó Yohana Jiménez.

La contraurbanización es el proceso por el cual aumenta la población en áreas rurales como consecuencia de la desconcentración urbana, motivada por la demanda de espacios verdes. Generalmente, estas áreas de destino mantienen alta conectividad con la ciudad, son estéticamente atractivas y tienen clima agradable; ejemplo de ello son Tafí del Valle o Raco.

“Las casas de vacaciones o segundas residencias son un fenómeno cada vez más frecuente. La pandemia por Covid-19 y el incremento del teletrabajo impulsaron que muchas personas optaran por vivir en ambientes con mayor acceso a la naturaleza –explicó Ezequiel Araoz-. Este movimiento de población urbana hacia áreas periurbanas y rurales puede conducir a un aumento de la protección de naturaleza y a la reestructuración de la economía de esas zonas”.

“Las actividades agropecuarias pierden rentabilidad, al tiempo que aumenta la demanda de terrenos para la construcción de viviendas y se imponen los servicios como el turismo; en consecuencia, se produce un ambiente propicio para la recuperación de bosques. Los nuevos propietarios suelen tener porciones de tierra con una pequeña proporción construida, y el resto del terreno queda libre para la colonización de vegetación desde los bosques circundantes o plantas ornamentales que se dispersan desde los jardines particulares”, añadió Ricardo Grau.

Otros ejemplos locales de este proceso fueron registrados en la cuenca media del río Lules (Villa Nougués, San Javier, El Valle de la Sala y El Siambón) donde la reducción del uso agrícola-ganadero de los suelos y el aumento del uso residencial favorecieron la expansión de bosques, aunque algunos de ellos se encuentren dominados por especies exóticas originarias de Asia y Norteamerica: siempreverde (Ligustrum lucidum) y acacia negra (Gleditsia triacanthos), respectivamente.

¿Cómo ayudamos a la reforestación?

Es probable que las contraurbanizaciones aumenten en todo el mundo y particularmente en Argentina, lo que constituye una oportunidad y un desafío a la vez, porque la configuración del paisaje y las especies dominantes de los nuevos bosques dependen de nuestras decisiones: para que se ambientalemente sostenible, esta reforestación requiere utilizar especies nativas en los jardines. “Esto resulta de vital importancia, ya que las especies exóticas, también conocidas como especies introducidas, pueden volverse invasoras y colonizar rápidamente los espacios disponibles, limitando el ingreso y crecimiento de plantas nativas, modificando las características del ecosistema e incluso pueden tener impactos negativos en la salud y la economía”, resaltó Jiménez. ”Particularmente pueden utilizarse especies de árboles nativos con lindas floraciones como el tarco, la tipa, el palo borracho y el ceibo”, añadió.

Publicación en revista AMBIO “Counterurbanization: A neglected pathway of forest transition”

 


Por María Florencia Bernardo