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HERPETOLOGÍA Y GÉNERO
Desigualdades sociales, desigualdades científicas: brecha de género en las investigaciones
Numerosos informes, estudios y documentos realizados a lo largo de los años demuestran fehacientemente la brecha de género (desigualdades entre hombres y mujeres) en el ámbito de la ciencia y de la investigación. Becarias, docentes e investigadoras de la herpetología (disciplina que estudia la biología de anfibios y reptiles) se sumergieron en la indagación para demostrar que esa brecha también se reproduce dentro de su disciplina.
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Innumerables estudios han documentado un sesgo contra las mujeres en la ciencia, y en 2019 la UNESCO lo puso en números: informó que las mujeres habían alcanzado (sólo) el 29% de la participación mundial en la ciencia, y eso debido a un aumento gradual en las últimas décadas, aunque de forma heterogénea, tanto en ubicaciones geográficas como en disciplinas. Incluso, destacó que Argentina y Brasil figuran entre los países con la narrativa de progreso más significativa dentro de la brecha de género en los últimos años. ¿Significa ese aumento de la participación femenina una disminución de la brecha?
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15 mujeres que estudian la biología de reptiles y anfibios comenzaron a preguntarse por los patrones de sesgo de género que se repetían en las investigaciones, especialmente en la región. Que hayan sido 15 pareciera indicar que la presencia de la mujer en esa disciplina es fuerte y avanza. Sin embargo (como lo demostraron), en este caso, y en el de muchas otras disciplinas, asumir que el número de mujeres se acrecienta no indica que la brecha de género se haya achicado.
Así es como se inicia este estudio.
Hablamos aquí de mujeres de distintas regiones del país (siete provincias: Salta, Tucumán, Misiones, Jujuy, Santa Fe, Buenos Aires, Chubut), de diferentes instituciones del CONICET, con destacada trayectoria dentro y fuera de Argentina (dos residen en Chile), que corrieron la mirada para observar con lupa, a fondo esta otra parte de su realidad, y demostrar que las mismas desigualdades que se generan en la sociedad completa con respecto al género, se proyectan a los ámbitos institucionales. Para ello tuvieron que trabajar horas extras (muchas) más allá de sus responsabilidades de investigación en la disciplina.
15 mujeres, 15 investigadoras, 15 profesionales interesadas en cambiar el rumbo de algo instalado, despertaron motores para modificar una realidad que es incómoda.
Conversamos con tres de ellas, las doctoras Jimena Grosso, Jéssica Fratani y Gabriela Fontanarrosa.
“Nuestro trabajo requirió inicialmente generar las bases de datos de los géneros de autores y editores de revistas herpetológicas de diferentes regiones del mundo y con distintos índices de impacto, e indagamos en los tipos de interacciones que se establecen durante la publicación en las revistas publicadas por la Asociaciones Herpetológicas Argentina y Brasileña”, contó la doctora Jimena Grosso, una de las autoras. “Para estas revistas, que son las de mayor trayectoria en Latinoamérica, analizamos la totalidad de las publicaciones, desde su primera emisión hasta 2019, y modelamos las conexiones históricas de los autores a través de los distintos artículos que se publicaron en cada revista. Este análisis de redes de coautorías nos permitió ahondar en las dinámicas de colaboraciones científicas y en los roles que cumplen tanto hombres como mujeres en estas interacciones. Debemos aclarar que, por la complejidad que hubieran implicado otras alternativas, para estos análisis hemos adoptado una visión binaria de los géneros, que -por supuesto- está alejada de la realidad”, añadió.
“Lo que inició como una preocupación en tanto partícipes de esta comunidad, se transformó en muchas charlas para dilucidar cómo encarar un análisis cuantitativo de nuestra situación y nos obligó gratamente a ahondar en un campo de análisis, como el de género, que es ajeno a nuestra formación de base. Una de las particularidades de este trabajo fue que capitalizamos las herramientas que nuestra profesión nos dio, y las aplicamos a la temática de género”, recordó la doctora Gabriela Fontanarrosa.
Esta investigación definitivamente requirió mucho tiempo por parte de las 15 autoras: “para la recolección, el análisis y la interpretación de resultados, estuvimos alrededor de dos años dando forma a este artículo. Sin embargo, ninguna de nosotras dejó su trabajo en la herpetología”, agregó.
Números reales.
Por momentos, los datos de la Unesco dejan suponer que Argentina y Brasil son “buenos alumnos” dentro de esta problemática, pero es sólo una apariencia: el trabajo lo confirma. “Es real que se encuentran entre los países con mayor avance en la reducción de la brecha de género; incluso las ciencias biológicas están entre las disciplinas con mayor número de mujeres investigadoras, y parecen gozar de condiciones laborales favorables -aclaró la doctora Jéssica Fratani-. Sin embargo, estudios recientes indican que el simple aumento de la proporción de mujeres no implica necesariamente una reducción de la brecha de género en términos de productividad, impacto de la investigación y años de permanencia en la carrera científica”.
Es más, según las investigadoras, esta situación que ellas confirmaron en la herpetología en realidad tiñe muchas (sino todas, o la mayoría) de las disciplinas: “la participación de mujeres en algunas como psicología y ciencias de la vida es amplia; sin embargo es minoritaria en otras. Esta diversidad de situaciones demuestra la complejidad que atraviesa el análisis de género en el quehacer académico”, resaltó Fratani.
“Existe una abrumadora evidencia de la existencia de una brecha de género, brecha que parece continuar ampliándose en términos de productividad y de acceso a roles protagonistas, en aparente relación con una mayor tasa de deserción de las investigadoras en todas las etapas de su carrera académica.” agrega Fratani.
Y la pregunta del millón llegó; de hecho, así la califican las mismas investigadoras: ¿qué hacer para achicar esa brecha?
“Hacen falta políticas que reviertan esta situación; que posean, como principal punto de partida, trabajos diagnósticos que identifiquen particularidades de la brecha de género para cada comunidad. Sumado a esto, y en línea con nuestros resultados, creemos que las posibles soluciones deben seguir dos cursos: una ruta institucional, a partir de, por ejemplo, políticas que promuevan la permanencia de las investigadoras en la carrera, y el establecimiento de discriminación positiva para el acceso a cargos protagónicos. Pero las soluciones deben surgir también en el trabajo diario de cada herpetólogo y herpetóloga. En este sentido, nuestro análisis de redes de coautoría demuestra que existe una mayor preferencia de los hombres a trabajar entre ellos, lo que continúa marginando a las mujeres. La comunidad científica es parte de la sociedad, y como tal, es permeable a los sesgos y a los estereotipos de roles que rigen en ella, por lo que el primer paso es ser conscientes de los propios sesgos y privilegios con los cuales actuamos” completó Grosso.
La tarea ya está en movimiento.
“Esta publicación, junto con otra, ya se divulgó en Cuadernos de Herpetología. El número de autoras refleja la preocupación colectiva por la problemática de género y la necesidad de un trabajo en equipo para afrontar el desafío. Siempre nos impulsó el apuro por tener un primer diagnóstico de la cuestión de género. Ya se han logrado varios objetivos, como la aprobación de un protocolo de género para la AHA (Asociación Herpetológica Argentina) y el primer ciclo de charlas de género en uno de nuestros congresos. Esperamos que en el futuro el análisis de la diversidad de género y sus roles de actuación en la actividad herpetológica sean solventados”, concluyó la Dra. Grosso.
Por María Marta Matías