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COMUNICADO INSTITUCIONAL
El CCT NOA Sur lamenta el fallecimiento del Dr. Máximo Eugenio Valentinuzzi
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Las autoridades y toda la comunidad del CCT NOA Sur lamentan informar el fallecimiento del Dr. Máximo Eugenio Valentinuzzi, referente nacional e internacional en el ámbito de la Bioingeniería, y co-fundador en 1981 del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO, CONICET-UNT). Al mismo tiempo envían sus condolencias y acompañan a su familia, colegas, amigos y allegados en este momento de pérdida irreparable.
"Lamentamos mucho comunicar el fallecimiento del Dr. Máximo Eugenio Valentinuzzi".
Dr. Juan Carlos Díaz Ricci, director del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas.
"¡Tremenda pena! ¡¡¡Era una bellísima persona y gran científico y maestro!!!"
Dr. Atilio Castagnaro, director del Centro Científico Tecnológico CONICET NOA Sur.
"Gran pena. Uno de nuestros grandes pioneros".
Dr. Ricardo Kaliman, vicedirector del Centro Científico Tecnológico CONICET NOA Sur.
"¡¡¡Perdimos otro padre de Bioingeniería nacional!!!"
Dr. Silvano Zanutto, miembro del Instituto de Biología y Medicina Experimental de la UBA.
"Fue un mentor, una inspiración. Se fue mi Inge. QEPD...te debo mi vida".
Dr. Fernando Farfán, investigador en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas.
"¡Una pena! ¡Toda una institución!"
Dr. Daniel Campi, director del Instituto Superior de Estudios Sociales.
"Que pena... gran tipo".
Dr. Ricardo "Chilo" Grau, director del Instituto de Ecología Regional.
"Un grande de verdad".
Dr. Mario Arena, director del Instituto de Biotecnología Farmacéutica y Alimentaria.
"¡Qué pena! Un pionero de la Bioingeniería en la Argentina... y un ¡apasionado pianista!"
Dr. Néstor Katz, director del Instituto de Química del Noroeste Argentino.
"Que pena, fue realmente un gran maestro!!!"
Dra. Maria Ines Isla, directora del Instituto de Bioprospección y Fisiología Vegetal.
"El Boti: ¡¡Qué triste noticia!!"
Dr. Luis Issolio, director del Instituto de Luz, Ambiente y Visión.
"¡Que pena! Yo tuve la suerte de cursar con él. ¡Gran Maestro!"
Dr. Eduardo Domínguez, director del Instituto de Biodiversidad Neotropical.
Sobre el Dr. Máximo Eugenio Valentinuzzi
Nacido en Buenos Aires en 1932; creció en un tradicional barrio porteño y concretó sus primeros estudios en "su querido Colegio Nacional". Se recibió de Ingeniero en Telecomunicaciones, en la Universidad de Buenos Aires en 1956 y luego, en tiempos de inestabilidad política en Argentina, partió a EE.UU. donde obtuvo su título de Doctor en Fisiología y Biofísica en el Baylor College of Medicine, Houston, Texas en 1969. Allí desarrolló una extensa actividad docente tanto en Emory University, Atlanta (Georgia) como en el Baylor College of Medicine, Houston (Texas) donde desarrolló su amor por la Fisiología y el trabajo con seres vivos. Máximo Valentinuzzi por Natalia López Celani y Myriam Herrera "Ser es mejor que tener" De vuelta en su querido país -donde siempre quiso estar- se incorporó al entonces Laboratorio de Bioelectrónica en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) desempeñándose como Profesor Titular desde 1972. La docencia y la investigación ya eran su meta; en sus prolongadas horas de Laboratorio aportaba su amplia visión del futuro e incentivaba constantemente a los que los rodeaban. Aplicando sus aptitudes y conocimientos de la ingeniería inició un lento pero extenso camino promoviendo la Bioingeniería en Argentina. Colaboró en la confección de los planes de estudio de las carreras de Bioingeniería e Ingeniería Biomédica en diversas Universidades (Universidad Nacional de Entre Ríos, Universidad Nacional de San Juan, Universidad de Buenos Aires, entre otras) y en programas de posgrado. Cuando nadie conocía sobre esta ciencia, el Dr. Valentinuzzi ya dictaba "cursos multidisciplinarios" a alumnos de la Facultad de Ciencias Exactas en Tucumán y los extendía al mundo en sus continuos viajes. En 1975 creaba su propio Laboratorio de Bioingeniería e iniciaba una amplia trayectoria en investigaciones científicas del mejor nivel. Allí, en los pasillos del entonces Instituto de Ingeniería Eléctrica en la Universidad Nacional de Tucumán, los estudiantes veían al maestro vistiendo delantal blanco con su nombre bordado, una costumbre que sólo los discípulos de Bioingeniería respetaban a rajatabla. Los anteojos de carey grandes -a la moda según sus palabras- dispuesto a interrogar a sus alumnos. El gesto adusto que el mate en la mano siempre suavizaba. Sus proyectos, sus clases motivadoras y llenas de enseñanzas de vida hicieron que un grupo nutrido de estudiantes de electrónica se alinearan en pos de sus objetivos: "la Bioingeniería debía desarrollarse en Argentina y en nuestra casa académica". Así, fue cofundador (1981) y director (1987) del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas, INSIBIO del Consejo Nacional Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) donde se creó el ambiente propicio para las actividades multidisciplinarias donde las ciencias exactas y las biológicas convergían; una utopía por aquellos años. Dueño de una vitalidad increíble e inagotable energía sigue formando investigadores y colaborando en Universidades de otras provincias a donde llega humildemente en colectivo a enriquecernos con su experiencia y amistad. Siempre puso todo el tesón para conseguir niveles académicos de excelencia en sus cursos, en las tesis de sus alumnos, en los temas y las tareas de investigación y, sin duda, lo consiguió con creces. Muchos han sido sus premios. En 1973, recibió el Premio Nightingale de Bioingeniería (Federación Internacional Ingeniería Biológica y Médica, IFMBE, y Biological Engineering Society, Londres) en colaboración con T. Powell (Inglaterra) y H.E. Hoff y L.A. Geddes (EEUU); en 1981 el Premio Bernardo A. Houssay (en colaboración), Sociedad Argentina Biología por trabajo sobre defibrilación; en 1985 el Premio Catalina B. de Barón (accesit) con colaboradores del Laboratorio de Bioingeniería y de Fundación Favaloro por proyecto sobre impedancimetría intracardíaca; Premio Recorrido Dorado a las Ciencias, 1984, Sociedad Distribuidores Diarios de Buenos Aires; Académico correspondiente, Academia Nacional de Ingeniería, 1989, de la Academia de Ciencias Médicas de Córdoba, 1990, y Founding Fellow de la International Academy for Medical and Biological Engineering, septiembre 1997, en Niza, Francia. El IEEE/EMBS (Institute of Electrical and Electronics Engineers/Engineering in Medicine and Biology Society) le otorgó en 1996 el Premio a la Trayectoria Científica (Career Achievement Award) siendo el único latino que posee un premio de estas características. Fue galardonado con el Premio Bernardo Houssay 2004, de SECYT, a la Trayectoria en Investigación Científica y Tecnológica y luego, el Premio Félix Cernuschi a la Bioingeniería 2005 de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Durante este año ha sido Galardonado con el Premio Konex en el área Comunicaciones.
Extracto de un artículo de semblanza realizado por Natalia López Celani y Myriam Herrera.