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Investigador del CONICET NOA Sur se incorpora a la Academia Nacional de Ciencias
Horacio Cantiello es un eminente científico de vasta trayectoria en el exterior y el país. Actualmente dirige el Instituto Multidisciplinario de Salud, Tecnología y Desarrollo, en Santiago del Estero.
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Recientemente, la Academia Nacional de Ciencia (ANC) incluyó entre sus filas de científicos y científicas de fuste al doctor Horacio Cantiello, investigador superior del CONICET, reconocido especialista en la rama de la biofísica, y desde hace algunos años, director del Instituto Multidisciplinario de Salud, Tecnología y Desarrollo (IMSaTeD, CONICET-UNSE), de Santiago del Estero. Su nombramiento se llevó a cabo de manera oficial el 13 de agosto, a través de una reunión virtual con las autoridades de la entidad.
Fundada en 1869 por el en aquel entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento, en la capital cordobesa, la ACM lleva a cabo una continua tarea en pos de una política científica y tecnológica argentina, y del desarrollo y la divulgación del conocimiento a través de la publicación de trabajos científicos (de sus miembros y de otros científicos), el otorgamiento de premios, la realización de variadas actividades dirigidas a escuelas de todos los niveles, y la organización de simposios y conferencias.
“Es para mí un honor y un privilegio haber sido incorporado como académico a tan prestigiosa institución, consciente además de sus más de 150 años de vida, y de su nacimiento en la mente y en la acción de Sarmiento, lo que la hace de la ANC para mí un lugar de prestigio y de afecto”, dijo el investigador luego de que se formalizó su afiliación. Aseguró estar profundamente agradecido a las personas que propusieron su nombre y al cuerpo académico que hizo posible la designación, y que la toma no sólo como un reconocimiento; también como una responsabilidad. “Me honra pertenecer a tan excelso grupo académico y científico, y es para mí un orgullo poder contribuir desde mi lugar en el mundo a la diseminación de los valores científicos y éticos de la academia”, expresó. Comentó que no está acostumbrado a premios o reconocimientos, pero que a este en particular lo considera sentido y gratificante. “Finalmente logré, de alguna manera, devolver lo que alguna vez prometí de corazón: entregar lo que sé y seguir aprendiendo, día a día, en pos de una mejor ciencia y educación para la Argentina”, añadió.
Su invaluable trayectoria
Una vez que egresa de la Escuela Industrial como Técnico en Telecomunicaciones, a principios de la década de 1970, Cantiello comienza su travesía académica en 1978 cuando se gradúa de médico veterinario en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Tres años después, obtiene su doctorado en Ciencias Veterinarias por la Universidad de La Plata (UNLP), con una tesis realizada en el Centro de Investigaciones Médicas “Albert Einstein”, bajo la dirección del doctor Ignacio Reisin.
Concluida esta primera etapa, concursa y gana en 1982 una beca internacional otorgada por el Programa Fogarty, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), cuyo comité local estaba presidido nada más y nada menos que por el Premio Nobel de Química argentino, Luis Federico Leloir, quien personalmente le pide –cuenta Cantiello- “que no me olvidara de volver al país”. Dicha beca, con sede en la Unidad Renal del Massachusetts General Hospital, en Harvard, abrió camino a un extenso y productivo recorrido de 27 años en Estados Unidos, gracias al cual el investigador pudo dedicarse exclusivamente a estudios de la Biofísica experimental en temas de transporte iónico. Durante su rica estancia en Norteamérica, el director del IMSaTeD fue asociado posdoctoral en la División de Medicina Comparada del MIT (1984-1986) y fisiólogo asociado a la División de Nefrología del Hospital Brigham and Women´s,y se desempeñó como becario e instructor hasta llegar a ser profesor asociado en la División de Nefrología del Massachusetts General Hospital, ambos asociados a la Harvard Medical School. Pero además tuvo la oportunidad de desempeñar, entre otros cargos, el de director adjunto del Servicio Nacional de Sonda Electrónica para Análisis de Células, un servicio nacional del NIH (1988-1989), y del Servicio de Electrofisiología del Massachusetts General Hospital (2006-2009).
Su caudaloso currículum no termina aquí. Cantiello fue invitado en varias ocasiones al Mount Desert Island Biological Laboratory, en Maine, lugar de prestigio que congrega a investigadores de todo el mundo, para la conducción de investigaciones en Biología Marina y Toxicología. También ha sido conferencista invitado en innumerables ocasiones desde hace más de tres décadas, y continúa en la actualidad: por ejemplo, antes de la pandemia, fue invitado por el doctor Stuart Hameroff a la reunión “The Science of Consciousness”, en Tucson, Arizona. El mencionado especialista es reconocido a nivel internacional en referencia a sus estudios de la conciencia.
Es importante explicar que toda esta actividad en el exterior tuvo el propósito de fortalecer la colaboración científica en la Argentina junto con quien fue su director de tesis, el doctor Reisin. Por este motivo, el investigador retornó en reiteradas ocasiones a nuestro país para continuar con elvínculo, mediante actividades ad honorem que realizó en el laboratorio de Canales Iónicos de la Cátedra de Química General e Inorgánica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, donde guió la formación de becarios que en ese entonces desarrollaban allí sus respectivas tesis doctorales. De hecho, su laboratorio de trabajo en Boston fue sitio de visita de varios investigadores argentinos y extranjeros, con quienes colaboró y publicó en distintas oportunidades. En 2006, decidido a radicarse en el país, continuó su labor de formación de nuevos becarios, muchos de los cuales se encuentran desarrollando actualmente sus carreras en el exterior gracias a la formación adquirida con el investigador.
En este resumen de la destacada carrera de Cantiello quedan varias menciones pendientes: primero, su producción científica, que ha sido reconocida por sus pares del sistema acreditando un índice h = 41; segundo, que tiene en su haber poco más de 110 publicaciones científicas en revistas internacionales y nacionales de renombre; tercero, el hecho de que, junto con tres colegas de Estados Unidos, desarrolló una patente para el tratamiento de la fibrosis quística; cuarto, el dato de que un ranking elaborado por la Revista Plos Biology incluyó su nombre en el listado de los 150 científicos argentinos que marcan el rumbo de sus respectivas disciplinas a nivel global; y quinto, pero no menos importante: que la doctora Ana Anton, colega y amiga del investigador, lo define como un lector avezado; una persona comunicativa y memoriosa, amante del buen cine, el aire libre y la naturaleza.