2 DE ABRIL: "DÍA DEL VETERANO Y DE LOS CAÍDOS EN LA GUERRA DE MALVINAS"

Malvinas, 40 años después. Apretado e incompleto balance

El doctor Daniel Campi, Investigador de CONICET NOA Sur, reflexiona sobre las Islas Malvinas en su 40 Aniversario


Doctor Daniel Campi

La Guerra de Malvinas, en su aniversario número 40, no es un acontecimiento del pasado histórico para los argentinos. Todo lo contrario, forma parte de nuestro tiempo presente, en tanto dejó heridas que distan de cicatrizar y una realidad muy condicionada por sus resultados. Proceso todavía en curso, ha sido abordado desde el periodismo, la historia, la geopolítica, las relaciones internacionales, los derechos humanos, a los que deben sumarse testimonios de combatientes de ambos bandos y aproximaciones desde la literatura y el cine.

Las percepciones sobre su significado son múltiples, a veces contradictorias. Unos la consideran una irresponsable aventura de una dictadura genocida; otros una gloriosa gesta patriótica. Enerva tanto a los espíritus que juzgan la presencia británica en las islas como una rémora del colonialismo que lacera la dignidad nacional, como a aquellos que estiman que su recuperación armada en 1982 fue producto de un irracional patrioterismo inoculado durante largas décadas al pueblo argentino.

Más allá de esos discernimientos y sensaciones, es posible, sin embargo, proponer algunos asertos que se desprenden del desarrollo del conflicto sobre la base de sólidas evidencias.

Lo primero que llama la atención es la errónea hipótesis del apoyo que Estados Unidos brindaría a la decisión de la dictadura militar de invadir las islas, en el supuesto que la política norteamericana que alentó el establecimiento de sangrientas dictaduras en América Latina en las décadas de 1960 y 1970 se proyectaría automáticamente a un conflicto con el gran aliado de los norteamericanos en las dos guerras mundiales, Gran Bretaña, pilar –además– de su liderazgo sobre Europa occidental.

La nefasta consecuencia de ese garrafal error de cálculo fue que la Argentina tuvo que enfrentar, con limitados recursos militares, a un inocultablemente mejor pertrechado ejército que contaba con el irrestricto apoyo diplomático, logístico y militar de la OTAN, con Estados Unidos a la cabeza.

El apoyo con los que contó la Argentina enfrentando tremenda alianza fue el de América Latina, fundamentalmente diplomático, aunque no sólo en ese plano. Esa solidaridad despertó una identidad latinoamericana aletargada en un país cuya cultura dominante había remachado el mito de la nación blanca, ocultando o menoscabando los componentes americanos y afro del pueblo argentino.

El desprecio a la cúpula militar que resultó de la derrota y que precipitó la debacle de la dictadura, se contrapuso con el reconocimiento popular al valor y heroísmo con el que soldados, oficiales y suboficiales argentinos combatieron en las islas, en tierra y aire.

No obstante, durante más de dos décadas el Estado maltrató a los ex combatientes, no prestó debida atención a las consecuencias psicológicas que el conflicto dejó en un gran número de ellos, a los problemas de inserción laboral y de aislamiento social, lo que derivó en un elevado número de suicidios, que se estima pueden aproximarse a 500. Recién en noviembre de 2000 se declaró por ley al 2 de abril “Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas”, otorgándosele carácter de feriado nacional. A partir de entonces los reclamos de este tan sufrido como desconsiderado colectivo y una mayor sensibilidad de su problemática por parte del Estado comenzaron a dar frutos, reconociéndoseles justos beneficios.

Retomando la cuestión de los reclamos argentinos sobre sus derechos soberanos sobre el archipiélago y e islas del Atlántico sur, una de las consecuencias negativas de la guerra es el evidente retroceso de las tratativas diplomáticas para recuperarlas pacíficamente. Naturalmente, la decisión británica de conservar el control político, económico y militar de las Malvinas por su posición estratégica y por su potencial económico (petrolero e ictícola), que cuenta además con el apoyo de la OTAN y la Unión Europea, es un obstáculo hoy insalvable para las pretensiones y derechos argentinos. Es que en este mundo tan civilizado, que explora el espacio y que nos asombra día a día con creaciones de la ciencia, el arte y la cultura, sigue rigiendo la ley del más fuerte.

 

Por Daniel Campi

Investigador Principal contratado del CCT NOA Sur