El 8 de julio de 1978 se creaba en la provincia de Tucumán un centro modelo con características únicas para el desarrollo de la Biotecnología en Sudamérica: la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI), resultado de un convenio entre el CONICET y la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (FECIC). Desde ese entonces este instituto se dedica a la investigación y a la transferencia tecnológica, ambos relacionados con la utilización de microorganismos para procesos industriales, en las áreas de alimentos, agroindustria, ambiente y salud.
Su sistema de investigación y producción es capaz de dar respuestas tanto a las necesidades de la comunidad local, como a las demandas de los sectores afines con los temas ambientales y con el sector socioproductivo. En este sentido, sus aplicaciones biotecnológicas tienen un enfoque multidisciplinario que involucra varias ramas del conocimiento, de modo que investigadores e investigadoras proceden de diferentes disciplinas científicas.
“Nuestra trayectoria nos llevó a ser hoy la primera Unidad Ejecutora del CONICET en transferencia de tecnología en el norte argentino, y la décimo tercera en el país”, subraya la directora del instituto, Alejandra Martínez, y agrega que actualmente disponen de dos plantas piloto, complementarias, equipadas con instalaciones y servicios avanzados. “Es la primera planta piloto de América Latina que cumple las buenas prácticas de manufactura (GMP), es decir, el objetivo de transferir los resultados de investigación al sector productivo y a la sociedad”, remarca.
Todo este quehacer se lleva adelante siguiendo una de sus principales consignas: mantener una cultura de producción basada en los conceptos de calidad, ética y bioseguridad, base sobre la cual se llevan adelante las diferentes líneas de investigación, centradas en la producción de metabolitos industriales, proteínas, biopolímeros, lípidos microbianos, biorremediación y biomasa, mediante la utilización de bacterias, levaduras y hongos filamentosos.
Esta amplia gama de líneas de trabajo permite que PROIMI pueda brindar una oferta tecnológica de alto nivel, caracterizada por una cartera de servicios, asesorías y convenios con empresas e industrias nacionales e internacionales, y de la que también se pueden beneficiar universidades nacionales y extranjeras -principalmente de Europa y Brasil-.
Asimismo -explica Martínez- históricamente el instituto mantuvo una estrecha relación con la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) en términos de gestión, formación de profesionales y docencia. Esto permitió, por ejemplo, abordar en la provincia, a mediados de la década de 1980, temáticas relacionadas con el tratamiento de efluentes; el mejoramiento genético de levaduras, la producción de proteínas unicelulares y la elaboración continua de etanol. Destaca además la directora la importancia que el instituto tuvo (y mantiene) en la formación de investigadores e investigadoras de las carreras de Bioquímica e Ingeniería Química de la UNT, lo que se alinea con los objetivos institucionales para el trabajo en microbiología industrial y en el desarrollo de pruebas piloto en bioprocesos.
Acto de conmemoración
Para celebrar este cumpleaños, en el patio delantero del PROIMI se realizó esta mañana, una ceremonia de la que participaron autoridades del CONICET NOA Sur, entre ellas, su director, Augusto Bellomio, y de la UNT; también, representantes del Gobierno provincial. Además, asistieron investigadores e investigadoras; becarios y becarias; y miembros de la Carrera de Personal de Apoyo y del sector administrativo del instituto.
“Hoy destacamos los logros alcanzados, y proyectamos el futuro con entusiasmo y determinación para seguir creciendo en el compromiso académico y en la transferencia de resultados de investigación, y en el desarrollo y la innovación en conjunto con el sector productivo y la sociedad”, dijo Martínez.