CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

¿Tenemos que preocuparnos por la viruela del mono?

La enfermedad no es nueva, pero se está propagando hacia las zonas urbanas no endémicas


Luego de más de dos años de vivir en una pandemia, es comprensible que la noticia de la propagación de un nuevo virus por todo el mundo sea causa de alarma. Sin embargo, expertas indican que la viruela del mono tiene pocas posibilidades de crear un escenario similar al del coronavirus, incluso si se encuentran más casos.

Con la llegada de casos a Latinoamérica (incluida la Argentina), que se sumaron a las ya detectados en muchos países, se encendieron alarmas. Y hace unos días se confirmó en Córdoba el sexto caso. ¿Qué se sabe?

Para aclarar dudas, el Departamento de Comunicación del CONICET NOA Sur consultó a dos especialistas en virología: la bioquímica Ana María Zamora de Raya, referente provincial de la Red de Laboratorios de Vigilancia de Virus Respiratorios y la doctora Marcela Susana Medina, investigadora independiente del CONICET, ambas son, además, docentes de la cátedra de Virología en la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la UNT.

Estas son las preguntas y sus respectivas respuestas:

¿Dónde surge esta enfermedad? ¿Cómo se origina?

La viruela del mono es una enfermedad viral zoonótica, lo cual significa que puede transmitirse de animales a humanos; pero también se transmite de persona a persona. Es endémica en África occidental y central. Se denomina así porque se detectó por primera vez en simios usados para investigación en 1958.  La especie que sirve de reservorio de la viruela del mono sigue siendo desconocida; sin embargo, se cree que podrían ser roedores como las ratas gigantes de Gambia, los lirones o los perros de las praderas, que son los animales más susceptibles de contraer la enfermedad y luego contagiar a las personas a través de mordeduras, rasguños, fluidos corporales o heces, o de la ingesta de carne que no ha sido suficientemente cocinada.

 

¿Cuál es el primer caso?

El primer caso humano se detectó en 1970, en la República Democrática del Congo, en un bebé de 9 meses. Desde ese año se han notificado casos humanos de viruela símica en 11 países africanos. El brote de África se trasladó en 2003 a Estados Unidos, donde causó más de 70 casos que se relacionaron al contacto con perros de las praderas –mascotas infectadas por otros roedores que portaban el virus- que habían sido importados de Ghana. La enfermedad también se notificó en personas que viajaron de África a Israel y al Reino Unido. Desde mayo de 2022 se detectaron casos de viruela del mono en varios países no endémicos, incluida Argentina.

 

¿Cuáles son los síntomas?, ¿cuál es el período de incubación?

Generalmente comienza con fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda y falta de energía, y una característica distintiva son los ganglios inflamados. Unos días después (entre uno y tres) aparecen erupciones cutáneas como úlceras, lesiones o llagas, sobre todo en el rostro, las palmas de las manos, las plantas de los pies, y las mucosas orales, genitales y conjuntivas. El periodo de incubación suele ser de 6 a 16 días, pero puede variar entre 5 a 21 días.

 

¿Cómo se contagia de persona a persona?

Uno puede infectarse por contacto estrecho con alguien que tenga síntomas, normalmente entre las primeras dos y cuatro semanas. Son particularmente infecciosos los fluidos y las costras de las erupciones en la piel, y en las mucosas orales y genitales; también el contacto con objetos contaminados como vestimenta, ropa de cama, toallas o utensilios para comer. Cabe remarcar que, en la viruela del mono, a diferencia del coronavirus, no existe la trasmisión aérea; pero, si es importante el uso del barbijo por las secreciones de las mucosas.

 

¿Cómo prevenir el contagio?, ¿es necesario realizar aislamiento?

Las principales medidas de prevención son:

  • Aislar a la persona infectada hasta la desaparición de los síntomas.
  • Evitar el contacto con las personas afectadas y separar los objetos de uso personal.
  • Limitar el contacto con personas de las que se piense que pueden estar infectadas.
  • Usar barbijo cuando se esté físicamente cerca ellas, especialmente si tosen o tienen lesiones en la boca.
  • Evitar el contacto piel con piel y en caso de contacto directo, usar guantes descartables.
  • Lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón o desinfectante a base de alcohol, especialmente después de haber entrado en contacto con la persona infectada; con su ropa u otros objetos, o con superficies que haya tocado.

 

¿Cuál es la tasa de mortalidad?

Hasta el momento, la tasa de mortalidad es muy baja, por lo cual no deberíamos alarmarnos. Varía entre el 1 al 4% en África Occidental, pero siempre depende del estado inmune del huésped.

 

¿Existe tratamiento y/o vacuna?

Los síntomas de la viruela símica a menudo se resuelven por sí solos sin necesidad de tratamiento.  Hay una vacuna, conocida como Imvamune, Imvanex o Jynneos aprobada en 2019 por la FDA y desde enero de 2022 se aprobó para el tratamiento de la viruela símica un antivírico: tecovirimat. Pero aún no están ampliamente disponibles.

 

¿Qué relación tiene con la viruela?, ¿sirve la vacuna antivariólica “clásica”?

Ambos virus pertenecen a la misma familia, Poxviridae, y al mismo género: Orthopoxvirus. Pero el virus del mono produce una afección menos grave que la viruela humana. La vacuna clásica contra la viruela sería eficaz al menos en un 85% para prevenir la del simio. Hay que tener en cuenta que la vacunación contra la viruela finalizó en 1980, cuando la enfermedad fue declarada erradicada.

 

¿Los monos argentinos transmiten la enfermedad?

No hay evidencia de que los monos argentinos puedan transmitir el virus, ni participar en el ciclo de transmisión. Como se mencionó, no se sabe con certeza cuáles son los reservorios de la enfermedad. En realidad, el contacto cercano con personas infectadas es el factor de riesgo más importante.

 

¿Por qué hay tantos virus provenientes de animales?

Los animales desempeñan una función esencial en el mantenimiento de la infección en la naturaleza y el hombre es solo un huésped accidental. El número de las zoonosis aumenta a medida que se incrementan los conocimientos que aportan las diferentes disciplinas médico-biológicas y con la incorporación de la actividad humana a nuevos territorios que contienen focos naturales de infección. Con el mejoramiento de las infraestructuras de salud y de los métodos de diagnóstico, se ha facilitado el reconocimiento de estas entidades.

Las enfermedades zoonóticas son de difícil erradicación; en cambio, cuando el reservorio es solo el humano, es posible eliminar y erradicar la enfermedad, como es el caso de la viruela humana y el sarampión. Por otro lado, la rubeola y el virus de la poliomielitis están en vía de eliminación a través de las campañas de vacunación.


Por María Florencia Bernardo