CIENCIA Y MEMORIA

Tucumán fue sede de la conmemoración por el 35° aniversario de la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos

En la ciudad de Famaillá y en la capital se realizaron las Jornadas por la Identidad y la Memoria. Participaron la presidenta del CONICET, el ministro de Educación de la provincia y la directora del BNDG, entre otras importantes autoridades.  


Autoridades del CONICET NOA Sur, del Ministerio de Educación y del BNDG, junto a funcionarios locales en la "Escuelita de Famaillá".
Castagnaro disertando durante la primera de las jornadas por el 35° aniversario del BNDG, junto a Lichtmajer y al resto de autoridades.
Autoridades durante la primera jornada por el 35° aniversario del BNDG.
María Coronel, directora de la "Escuelita de Famaillá, brindando el recorrido guiado para los presentes, en compañía de dos sobrevivientes del Operativo Independencia.
Ezequiel Del Bel, becario del CONICET NOA Sur, captado mientras explica a alumnos y alumnas detalles sobre los resultados arqueológicos obtenidos en la "Escuelita".
Segunda actividad de la primera jornada en la Facultad de Ciencias Naturales e IML. De izquierda a derecha: Mariana Herrera, la vicedecana de la facultad, Norma Nasif, y Augusto Bellomio, vicedirector del INSIBIO.
Castagnaro diserta en el Virla durante la segunda jornada por el 35° aniversario del BNDG.
De izquierda a derecha: Pablo Gallo, Mariana Herrera, Ana Franchi y Atilio Castagnaro.

En el Espacio para la Promoción de los DDHH “Escuelita de Famaillá”, en la Facultad de Ciencias Naturales e IML, y en el Centro Cultural Virla, se realizaron el jueves 12 y el viernes 13 de mayo los actos centrales para conmemorar el 35º aniversario de la Creación del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que tomó la decisión de federalizar sus acciones, y por ello eligió Tucumán para ser la primera sede de la celebración.

Durante las dos jornadas, especialistas del CONICET y del BNDG –instituciones unidas por un convenio de cooperación, en el marco del cual se llevan a cabo desde hace años diversas acciones- expusieron en distintas mesas panel la importancia de la provincia en las búsquedas por la identidad y la memoria: por su pasado histórico, por las prácticas sociales y genocidas que se emplearon aquí desde 1975, desde el Operativo Independencia, y por todo el trabajo que se realiza en Tucumán en pos del esclarecimiento de los hechos y de la restitución de la identidad, tanto de las personas asesinadas como de los niños y las niñas nacidos/as y apropiados/as durante el cautiverio de sus madres. Las actividades, abiertas al público en general, arrancaron el jueves en Famaillá con la exposición de autoridades provinciales: el ministro de Educación de Tucumán, Juan Pablo Lichtmajer; el intendente de esa ciudad, José Orellana; la directora del BNDG, Mariana Herrera; la directora de Educación e Inclusión de la Secretaria de Derechos Humanos y Justicia de Tucumán, Emilia Martínez; y el director del CCT NOA Sur, Atilio Castagnaro, fueron algunos de los conferencistas.

En la apertura, Castagnaro señaló que era un honor celebrar el aniversario del BNDG en un lugar tan emblemático, tan sentido e importante para los tucumanos y los argentinos. “El trabajo que se está haciendo desde la Escuelita, y en todos los espacios de memoria, es fundamental para ir construyendo el camino de democracia en nuestro país”, sostuvo, y agregó: “estos sitios sirven para el pasado y para el futuro; y en este sentido, hay que tener en cuenta tres palabras: 'memoria, verdad y justicia', que se 'persiguen' por medio del trabajo militante y del aporte científico". “Esto va a permitir que nunca más existan genocidas que golpeen las instituciones de la democracia, ni que lleguen al poder por vías constitucionales”, sentenció.

Por su parte, Lichtmajer dijo que la Escuelita, como primer centro clandestino de detención y de tortura del país, representa permanentemente la lucha: “sobre todo en una ocasión muy importante, porque cumple 35 años el BNDG, una institución científica que aplica la ciencia para identificar personar apropiadas durante la dictadura militar y privadas de su identidad”, señaló. Asimismo, expresó su agradecimiento a las instituciones que colaboran con estos espacios para la reflexión porque "hacen que, en un lugar así, donde lamentablemente hubo mucha muerte y horror, hoy haya vida y educación". Minutos más tarde, Orellana sumó a lo dicho su punto de vista: “es un orgullo participar en esta causa que es tan emblemática, tan sentida en el corazón, el afecto y la memoria de los argentinos". “Estamos incondicionalmente con la mirada puesta en marcar un camino para que la verdad pueda estar más cerca”, agregó.

Luego fue el momento del primer panel, denominado “Golpe de Estado del 76´ y Centros Clandestinos (Operativo Independencia)”, a cargo de Ezequiel Del Bel, becario doctoral del CONICET NOA Sur en el Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (INTEPH, CONICET-UNT). “Nuestro equipo de militancia se forma por una necesidad tucumana y de los organismos de tener respuesta a las investigaciones que en su momento empezaron siendo periciales y ahora son un poco más amplias”, empezó Del Bel, y destacó el trabajo interdisciplinario que actualmente aúna los esfuerzos entre el sector académico, el científico –a través de la Comisión de la Memoria del CONICET, que él integra- y el que promueven los organismos sociales y de DDHH. Asimismo, dijo que, como primer centro clandestino nacional, a la Escuelita deberían conocerla no sólo los chicos y las chicas que se encuentran estudiando, o las personas que transitan en ese lugar..."la tienen que conocer a nivel país; tenemos que llevar Tucumán a otros lugares, porque no se puede entender la dictadura si no se extiende el Operativo Independencia; si no se entiende el cierre de los ingenios del 66; si no entendemos el golpe del 55”, indicó, y añadió que el horizonte en los últimos 10 años no sólo estuvo puesto en recuperar los cuerpos y dar identidad a esas personas, sino también en “militar como investigadores” y llevar todos los resultados a los diferentes espacios para instar a la reflexión y la memoria. Del Bel, que es el coordinador del Laboratorio de Investigación del Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología Tucumán (LIGIAAT), de la Facultad de Ciencias Naturales e IML de la UNT, sostuvo: “esto claramente no fue una guerra, como se esgrime muchas veces; por el contrario, se trató de una represión sistemática; y vemos esa planificación en lugares como la escuelita de Famaillá o el Arsenal Miguel de Azcuénaga”. Por último, recordó que en un seminario internacional de la ESMA escuchó una frase que le quedó muy marcada: “nos están faltando los cuerpos de los desaparecidos, por eso ponemos los nuestros”. Y alineándose con ella, sostuvo: “realmente nosotros ponemos los cuerpos por esos que nos faltan; y ustedes sentados ahí, las instituciones, también. Ponemos el cuerpo para un ´nunca más´ definitivo”.

Posteriormente los presentes recorrieron los diferentes espacios de la “Escuelita”, guiados por su directora, María Coronel, por dos sobrevivientes del Operativo Independencia y por Del Bel.

Por la tarde el encuentro se trasladó a la Facultad de Ciencias Naturales e IML, donde se realizó la segunda mesa panel del día, titulada “La genética forense como herramienta de restitución de la identidad biológica”, a cargo de tres miembros del BNDG: Luciana Guglielmo, Nicolás Furman y Florencia Gagliardi. Los especialistas explicaron que los análisis de ADN y la información genética son aspectos necesarios para la identificación de hijos e hijas de personas desaparecidas durante el último período de facto. Para ello, deben cotejar varios marcadores del ADN humano, los que permiten elevar o no los índices de probabilidad para confirmar o descartar un vínculo genético. La tercera, “Aportes de la Antropología y la Arqueología Forenses a la resolución de delitos de lesa humanidad”, estuvo a cargo de Ruy Zurita, miembro del Colectivo de Arqueología Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT) y, nuevamente, de Del Bel. Cada uno contó sus experiencias, qué estudios promueven, y cuáles son los descubrimientos realizados, tanto en el “Pozo de Vargas” -por el lado CAMIT- como en la “Escuelita de Famaillá” -a cargo del LIGIAAT-.

Segunda jornada

En la mañana del viernes, y como cierre de la conmemoración, la presidenta del CONICET, Ana Franchi, y otros expositores nacionales y de la provincia participaron de la mesa de cierre de las jornadas, que llevó por nombre “Políticas públicas y articulación”. Los especialistas se refirieron a la gran importancia de las políticas de investigación y de difusión que el BNDG y el CONICET vienen promoviendo para el desarrollo y el compromiso con la investigación y el esclarecimiento, y para una reflexión que permita seguir construyendo y sosteniendo la memoria.

En su alocución, Castagnaro sintetizó parte de la lucha en Tucumán para lograr el esclarecimiento sobre los actos lesa humanidad y las desapariciones en la provincia desde el 74´; en el 75´ con Operativo Independencia en el 75´, y luego durante “el período infame” –como él lo catalogó- del 76´, hasta retornar a la vida constitucional en el 83´. “Voy a hablar acá como un militante por los derechos humanos más que como el director del CCT”, comenzó, y aclaró que el origen de todas las investigaciones y del trabajo que se viene haciendo está en la tarea de los organismos de DDHH. En su recorrido, basado en “registros personales”, nombró diferentes personas que “no claudicaron y que militaron la bandera del 'Nunca Más' para echar luz sobre los hechos que tuvieron como principal protagonista al genocida Antonio Domingo Bussi. Pero también en dirección con otras iniciativas: el intento por anular las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final; o el reconocimiento de otros sitios de inhumación clandestina, como el “Pozo de Vargas” y el “Arsenal Miguel de Azcuénaga”. “¿Para qué sirve todo este trabajo? Esencialmente para producir la verdad, que sirve para avanzar con la justicia y para construir la memoria. Esto, en definitiva, nos permitirá ir construyendo el camino de la democracia”, señaló y destacó un hito que considera fundamental: la publicación del libro sobre el Informe de la Comisión Bicamenral Investigadora de las Violaciones de los DDHH en la provincia de Tucumán.

A su turno, la directora del BNDG, Mariana Herrera, explicó que cuando se menciona la articulación se hace referencia a que esta búsqueda no sólo depende del Banco Nacional de Datos Genéticos, o de la Fiscalía Especializada en Delitos de Apropiación durante el Terrorismo de Estado (UFICANTE) -que contó con la presencia durante el acto de su Jefe de Despacho, el docto Pablo Gallo- o del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), o de los científicos que pone el CONICET: “depende también de los familiares que aportan toda la información necesaria”, enfatizó y resaltó que se necesita una sociedad que se comprometa con la búsqueda que hacen las Abuelas, "porque el derecho a la identidad es liberador para pooder pensarse a futuro”. También agregó: “en esa construcción identitaria, los que estamos trabajando por las políticas de memoria, verdad y justicia le seguimos pidiendo a la sociedad, al Estado y a un Poder Judicial que todavía tiene orejeras, que ayuden en la búsqueda por devolver la identidad y la historia a esas personas". “Tenemos la obligación ética y moral de perfeccionar y acercar los recursos, y de tomar esta búsqueda como propia. Eso es parte de la reparación que les debemos a todas y a todos los familiares”.

Por último, la presidenta del CONICET, Ana Franchi, celebró que las jornadas se estuvieran realizando en Tucumán, por su historia en relación con la dictadura, y enfatizó: “la articulación entre Ciencia y DDHH es fundamental para construir una sociedad más justa e inclusiva. Estos últimos años en el CONICET hemos firmado un convenio con el BNDG para distintos trabajos conjuntos y acciones; también con Abuelas, para digitalizar su archivo; e hicimos una Comisión de la Memoria en el CONICET, que jamás había investigado sobre lo que se había hecho y lo que había sucedido dentro de si mismo durante la dictadura. Nunca habíamos pedido perdón por dos cosas: una es que no nos investigamos, no dijimos acá pasaron cosas horrorosas, no sólo en todo el país, sino dentro de nuestro propio organismo. Y por supuesto, como organismo del Estado, por su complicidad en las políticas de desaparición, de asesinato, de tortura. Y dentro de las consignas empezamos a investigar, y encontramos ocho personas detenidas, desaparecidas, que pertenecían al Consejo. Los reconocimos y recuperamos sus legajos. Y esto para nosotros fue muy importante, fue comprometer nuestro organismo en la defensa de los derechos humanos”. “Queremos sobre todo que los y las jóvenes, recuerden y sepan lo que pasó, y fundamentalmente que sepan que nosotros y nosotras vamos a luchar para que no vuelva a pasar. Pero que para eso no nos podemos olvidar que la memoria es fundamental”, resaltó.