La Academia Nacional de Ciencias de Cuba acaba de sumar a su plantilla de científicos y científicas de fuste al investigador superior del CONICET, Atilio Castagnaro.
De esta manera, el doctor en Agronomía y ex director del CCT NOA Sur, se convierte en el nuevo miembro correspondiente de esta institución centroamericana que tiene como objetivo (entre alguno de los muchos) fomentar y difundir el progreso científico nacional y universal; pero que también busca fortalecer los vínculos entre la comunidad científica, y con las organizaciones y la sociedad.
La notificación de la incorporación del especialista estuvo a cargo de Mario Pablo Estrada García, director de Investigaciones Agropecuarias del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de ese país, quien asimismo expresó emoción y alegría en el anuncio por la oficialización de su colega en este destacado puesto institucional.
Al respecto, Castagnaro manifestó estar feliz y emocionado por el nombramiento recibido, aunque siente, por una parte, que es inmerecido: "yo soy solamente un aprendiz de las capacidades desarrolladas y desplegadas por Cuba en el terreno científico, tecnológico y social”, dijo el investigador, haciendo hincapié en este último eje que considera que está subvalorado en muchas ocasiones: “es la clave que desde la academia le imprimen al trabajo de las personas que creemos y trabajamos para que con la ciencia podamos mejorar, en un sentido amplio, la calidad de vida de nuestros pueblos”.
Asimismo, agregó que es un país en el que se puede hacer ciencia de calidad, a pesar de no disponer de todos los recursos necesarios. Y en el que, sobre todo, enseñan a valorar la calidad humana.
Por último, agradeció al acompañamiento permanente de su familia y amigos, y de las personas que lo ayudaron en las diferentes etapas de su carrera científica. “También a las personas de diferentes lugares que han trabajado en el día a día y codo a codo conmigo; a las que me han elegido para dirigir sus tesis y proyectos científicos”; y en especial a las autoridades de la Universidad Nacional de Tucumán, del CONICET y de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán: “Sin todas ellas y muchas más, no hubiese podido recibir este tremendo reconocimiento a mi labor científica”, concluyó.