EFEMÉRIDE NACIONAL

Día del Biólogo: Vocación y pasión

Dos científicos del CONICET NOA Sur reflexionan sobre los aportes de su profesión a la sociedad y al mundo

 


Día del biólogo y la bióloga

El 27 de junio de 1812, dos años después de la Revolución de Mayo, se realizó el primer acto oficial relacionado a la Biología en el país. Posteriormente, en el año 1823 se formalizó el nacimiento del actual Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” en memoria de su fundador.

Por este motivo, en la Argentina se eligió este día para celebrar el Día del Biólogo, y por ello, dos miembros de la Unidad Ejecutora Lillo (UEL, CONICET-UNT) reflexionan sobre sus experiencias en esta interesante profesión.

“Lo primero que hace la biología es enseñarte a mirar lo que antes pasaba desapercibido, y rápidamente te das cuenta que estudiarla no es solo una carrera, sino un estilo de vida; una forma de ver y una manera de vivir la vida”, cuenta fascinado el doctor Guillermo Suárez, investigador de la UEL especializado en Briología, es decir, en el estudio de plantas muy pequeñas, musgos y hepáticas, que viven en todos los ambientes de la tierra, exceptuando el mar.

Por su parte, la doctora Alejandra Molina, personal de apoyo, también con dedicaciones en la UEL, narra que su interés por los seres vivos se remonta a su infancia: “de niña siempre tuve una visión distinta del mundo. Cuando iba a un río no era solo disfrutar del día con la familia en un lugar bonito, siempre había algo más que me inquietaba y estaba llena de preguntas. Mi vocación tuvo mucho que ver en estar permanentemente en contacto con ambientes naturales, con cerros, ríos y muchos insectos. Era ver y cuestionarme cosas que, tal vez con el tiempo, iban a poder ser comprendidas desde los nombres científicos, procesos geológicos y relaciones filogenéticas.”

En cuanto a su trabajo en el CONICET NOA Sur, Suárez subraya que desde que era estudiante en Ciencias Biológicas sintió interés por la investigación, y que “lo mejor de mi trabajo es poder dividir mi tiempo entre las campañas y el laboratorio, poder pasar semanas colectando material en el campo y después analizar, estudiar y descubrir al microscopio que el fruto de tu expedición te da mucha satisfacción”.

En cambio, Molina recorrió un camino diferente: al culminar la licenciatura en la misma carrera que su colega, comenzó con el estudio de las avispas areneras como becaria doctoral, luego con el estudio de capullos fósiles de insecto, en su travesía postdoctoral, para finalmente desempeñarse como profesional asistente en el área de entomología dentro del instituto. Y si bien su trabajo actual se orienta a una diversidad de insectos, cuenta con una especialización en Artrópodos de altura, es decir de regiones conocidas como Puna y Alto Andina del NOA.

La Biología: un saber esencial para la sociedad

“Luego de la pandemia quedó clara la importancia del conocimiento de los biólogos, y disciplinas relacionadas como la Bioquímica y Biotecnología -entre otras- para el mundo. Como bióloga entomóloga me preocupa que los humanos no podemos disociarnos de nuestro entorno que son otros seres vivos; estamos todos en el mismo planeta”, reflexiona Molina, y agrega: “gracias a la Biología podemos avanzar en distintas áreas del conocimiento y crecer en materia de soberanía, salud, nuevas tecnologías, conocimiento de la biodiversidad y conservación. En cuanto a mi especialidad, como sociedad debemos entender que los insectos cumplen un rol importante para todos, ya que una enorme cantidad de ellos son polinizadores, degradadores, y cumplen con acciones muy importantes en nuestro planeta.”

Para finalizar, Suárez afirma que todos tenemos que entenderla como una disciplina fundamental en nuestra sociedad. "Gracias a ella podemos conocer, entender, valorar y aprender a cuidar la vida. Es una disciplina transversal, y tiene impacto en la salud, la economía y otras áreas.”