Marcando el camino hacia un entorno laboral sin violencias y basado en el respeto

Con el propósito de abordar, atender y/o prevenir situaciones de violencia laboral en los espacios de trabajo del CONICET, en 2017 se constituyó formalmente el Observatorio de Violencia Laboral y de Género (OVLG). Desde su fundación, además de brindar asesoría frente a escenarios de violencia laboral, funciona como un sector de cobertura relacionado con temáticas de género y diversidades, y con casos de discriminación.

En Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero, donde opera el CCT NOA Sur, hace poco tiempo se sumó a esta área una especialista en la temática; se trata de Cecilia Binciguerra, que desde su llegada empezó a participar en el espacio de atención que depende de la Comisión interdisciplinaria del OVLG,  constituida en el marco del Protocolo de actuación para la prevención, difusión y capacitación en situaciones de violencia en ambientes de trabajo dispuesto por el Directorio del CONICET.

Sobre el espacio –que busca promover de manera efectiva soluciones para generar ámbitos de trabajo seguros y respetuosos-, la psicóloga señala que es de suma relevancia, porque permite que no se naturalicen hechos que anteriormente se describían como “malos modos” o “malas formas” de interacción. “Si bien es cierto que las situaciones conflictivas no cesarán definitivamente, es un lugar donde podemos dialogar y exponer los problemas para que cada vez ocurran en menor cantidad”, sostiene Binciguerra.

En cuanto a la operatividad, son dos las figuras destacadas a nivel local vinculadas al trabajo del Observatorio. Por un lado, Cynthia González, que cumple el rol de referente regional y desempeña un papel más bien institucional. Y, por el otro, Binciguerra, como agente de intervención del OVLG en el CCT NOA Sur.

La psicóloga, diplomada en Género, Diversidad y Subjetividad, está respaldada por una amplia experiencia en el manejo de situaciones de violencia basada en género. En su papel actual, a través de la escucha, orientación y el acompañamiento, asesora a quienes estén experimentando o que hayan sido testigos de situaciones de violencia laboral o de género y diversidades. Pero no se desempeña en soledad, sino todo lo contrario: en estrecha colaboración con colegas de otros CCTs y con la coordinación del espacio que se articula desde la Sede Central del Consejo. De hecho, la Comisión se reúne periódicamente para evaluar cada caso e intervenir cuando la situación lo amerite.

La evolución del Observatorio

Durante un tiempo, este espacio de atención contó con personas que orientaban sus esfuerzos en pos de ejercer la función de escucha y orientación. Sin embargo, la necesidad de fortalecer y de profesionalizar el área se hizo evidente, especialmente en circunstancias en las que las trabajadoras y los trabajadores experimentaban situaciones de vulnerabilidad. Por eso, la incorporación de psicólogos y psicólogas al OVLG marcó un posicionamiento institucional y significó un paso esencial para proporcionar un apoyo más especializado y estratégico. “Gracias al respaldo del contexto social e histórico actual, estamos reconociendo apropiadamente situaciones que perduraron a lo largo del tiempo, y que demandan un cambio necesario”, reflexiona la especialista, y resalta que siempre se lo hace garantizando la confidencialidad de cada caso; que comienza con una etapa de diálogo y de manifestación del problema, para luego –si el caso lo requiere- desembocar en la denuncia correspondiente ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades y Trato (CIOT).

Asimismo, para Binciguerra es interesante ver cómo, en consonancia con las organizaciones en general, se están comenzando a introducir lugares de orientación con este perfil: “Es algo novedoso en una institución pública como el CONICET, ya que estos espacios suelen ser más comunes en el sector privado”, compara. En este sentido, el Observatorio no sólo garantiza el cumplimiento del derecho de estar en un ambiente libre de violencia -lo cual es una responsabilidad fundamental de la institución empleadora-; también se expande y aborda otras problemáticas importantes, como las mencionadas anteriormente.

En resumen, el enfoque principal reside en garantizar un entorno libre de discriminación, de hostigamiento y de violencia laboral, así como de promover la igualdad de género, de prevenir cualquier forma de violencia en el trabajo, y también, de atender las necesidades de personas con discapacidad y de la comunidad LGTB+. “En muchas ocasiones las personas llegan a compartir su situación, pero no siempre se logra una solución a largo plazo”, revela. Sin embargo –remarca-, la mayoría de las veces se muestran agradecidos por la oportunidad de ser escuchados.

Nuevas estrategias

Siguiendo esa línea de comprensión integral de la violencia en los lugares de trabajo, está gestionándose la creación de una Oficina de Bienestar Laboral; que se enfocaría en la evaluación y en la revisión de indicadores de violencia – que no siempre se manifiesta de manera vertical, ya que también puede surgir entre pares- para identificarlos tempranamente, con el objetivo de promover un entorno laboral más seguro, productivo y saludable. Entre algunas de sus tareas se encuentran el monitoreo de las licencias por enfermedad y de los accidentes laborales; del relevamiento de reclamos y renuncias, y del aumento de ausentismos. Asimismo, se ocuparía de supervisar la insatisfacción laboral, la falta de claridad en las directivas laborales y el grado de rotación del personal.

“Podemos observar que en las elecciones de personal y en las evaluaciones, normalmente se han enfocado en aspectos puramente cuantitativos, dejando de lado elementos de naturaleza más humana”, reflexiona Binciguerra. Por lo tanto, lo que buscan el OVLG y la Oficina de Bienestar Laboral es, justamente, considerar esos detalles que “se pasaron ​​por alto a lo largo de la historia institucional, y que pueden estar afectando la vida laboral y las trayectorias de las trabajadoras y los trabajadores”, remata.