Investigadores e investigadoras del CONICET NOA Sur y del INTA Andalgalá, junto a productores locales, presentaron una innovadora estrategia para el control de plagas en cultivos de nogal, basada en el uso de aceites esenciales de plantas aromáticas. Se trata de un desarrollo que apunta a ofrecer soluciones sustentables y amigables con el medioambiente, en un intento por fortalecer la producción agrícola en el departamento ubicado en el centro norte de la provincia de Catamarca.
La iniciativa es liderada por el Laboratorio de Control Biológico y Biodiversidad de Insectos (LACBBI), perteneciente al Centro Regional de Energía y Ambiente para el Desarrollo Sustentable (CREAS, CONICET-UNCA), con la colaboración de la Agencia de Extensión Rural del INTA Andalgalá.
La propuesta fue presentada durante una charla técnica realizada en el distrito El Potrero, donde se abordaron aspectos clave del biocontrol de gorgojos en nogales mediante moléculas aromáticas presentes en el aceite esencial de anís. El encuentro incluyó una etapa informativa sobre detección, diferenciación y manejo cultural de las plagas —en particular los coleópteros Carpophilus truncatus y Oryzaephilus mercator—, y una segunda fase en la que productores voluntarios comenzaron a probar la efectividad del insecticida en sus propias quintas.
Durante esa jornada, una de las investigadoras del CREAS a cargo del desarrollo, Carolina Nieves Comelli, compartió la evolución de esta línea de trabajo, la cual se remonta al año 2014 a partir de una demanda específica del INTA Andalgalá. “Hay un complejo de insectos que cada año cobra mayor relevancia e impacto negativo en la producción nogalera de la región”, precisó. Ya en 2017, el equipo comenzó a trabajar con aceite esencial de comino, logrando efectos de control significativos y habilitando el desarrollo de formulaciones "verdes", es decir, biodegradables, naturales y compatibles con la agricultura agroecológica.
En esta nueva etapa, el foco está puesto en el aceite de anís, obtenido de plantas cultivadas por productores locales. “Adquirimos de un productor andalgalense gran parte de su producción de anís para destilar el aceite esencial”, detalló Comelli. Además, el equipo aprovecha los residuos acuosos del proceso de extracción para desarrollar nanopartículas de óxido cúprico, que también presentan acción insecticida.
Se presenta de esta manera una estrategia que promueve una sinergia entre ciencia y economía local, generando valor agregado a las producciones en distintas zonas de la provincia, la región NOA y el país.
Formulación natural y control ecológico
El bioinsecticida producido por profesionales del CREAS actúa mediante un mecanismo fumigante en atmósferas controladas. Los compuestos volátiles del aceite esencial de anís tienen efecto neurotóxico sobre las plagas objetivo, sin afectar negativamente a otros organismos beneficiosos. Por lo tanto, consiste en una formulación ecológica que apuesta por el equilibrio en los sistemas productivos.
“El objetivo –afirma Comelli- es avanzar en un paquete tecnológico que combine el uso de aceites esenciales con sistemas nanoparticulados para un control efectivo y ambientalmente responsable”. Y agrega: “Lo que necesitamos es que estos insectos existan y cumplan su función ecológica, pero debemos mantenerlos bajo control para que el daño económico no sea tan alto como el que actualmente enfrentan los productores”.
En conclusión, este trabajo conjunto entre instituciones públicas de ciencia como el CONICET y el INTA con las comunidades productivas locales son un ejemplo claro de cómo la investigación científica puede responder a problemáticas concretas de los territorios –como las agroecológicas-, promoviendo soluciones sustentables que integran conocimiento, tecnología y recursos locales.