EFEMÉRIDES HISTÓRICAS

Paso a la Inmortalidad del General José de San Martín

La historiadora e investigadora del CONICET NOA Sur Gabriela Tío Vallejo ofrece claves para comprender qué conmemoramos cuando, como hoy, recordamos a los “actores emblemáticos” de la historia de la independencia argentina.


El General José de San Martín.
Gabriela Tío Vallejo, historiadora e investigadora del CONICET NOA Sur.

"El lugar que los individuos ocupan en los diversos relatos históricos de un país tiene que ver con la identificación de estos actores con distintos valores que se le adjudican a la nación y con un modelo de nación deseada", destaca Gabriela Tío Vallejo, investigadora adjunta en el  Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (INTEPH), y señala que eso queda en evidencia cuando desde la historia como disciplina, se abordan aquellas efemérides que la memoria colectiva ha asociado a los orígenes de la nación, como es el caso de las revoluciones hispanoamericanas que derivaron en los sucesos independentistas de principios del siglo XIX.

Resalta, además, en el marco de un nuevo aniversario del Paso a la Inmortalidad del General José de San Martín, hoy martes 17 de agosto, un elemento extra: “les historiadores, cuya mirada no está exenta de subjetividad, se enfrentan al desafío de desmitificar procesos y figuras históricas –señala-. Entonces, es importante contextualizar los acontecimientos basándonos en ciertos consensos historiográficos, y ser conscientes de que la construcción de un héroe responde a una idea particular de la nación”. Este modo de abordaje –agrega- ayuda a comprender mejor el motivo de cada celebración.

En el caso de la historia argentina –explica- dos personajes fueron reivindicados y apropiados por distintos relatos como “padres de la patria” o “fundadores de la nación”, ya que estuvieron ligados al proceso de independencia, que es considerado por la “historia oficial” el origen de nuestra patria: José de San Martín y Manuel Belgrano. “Según Beatriz Bragoni, también investigadora del CONICET, especialista de este período histórico y autora de una biografía de San Martín, ‘las naciones requieren de mitos y héroes que sirvan a la sedimentación de identidades y sensibilidades colectivas’”, fundamenta, Tío Vallejo. “El culto de los héroes y las celebraciones ‘patrióticas’ tienden a exacerbar las emociones y convocar a la unidad. Quizás sería interesante aprovechar estas fechas para reflexionar sobre nuestro pasado como comunidad y las lecturas que hacemos de los momentos que consideramos fundantes de nuestra nación, porque los relatos que construimos de nuestro pasado condicionan fuertemente nuestro presente”, señala Tío Vallejo. Y propone pensar algunos datos de la acción sanmartiniana.

Para empezar –resalta- cabe aclarar que no existía una nación, una patria o un Estado argentino en el momento de la revolución de 1810, ni en 1816,  al momento de la declaración de la independencia; “se trata de construcciones históricas que se van redefiniendo permanentemente”. “El proceso de la guerra de independencia -, protagonizado en forma estelar por San Martín –explica-, es quizá el mejor escenario para entender que el territorio en juego en esos momentos no se reducía al que hoy ocupa el Estado nacional. En aquel entonces lo que existía eran las viejas provincias del Virreinato del Río de la Plata, el territorio chileno y el Virreinato del Perú”.

Contexto europeo y rioplatense de la época

Y también es importante pensar que lo que ocurrió en lo que hoy es Argentina no fue independiente de los que sucedía en Europa. La coyuntura de 1814-1816, que abarca años centrales del desempeño de San Martín en la guerra, condensa una serie de acontecimientos que marcan un viraje en el proceso revolucionario.

Tío Vallejo explica que, en Europa, la restauración de los monarcas considerados legítimos, después de la derrota de Napoleón, genera un ambiente internacional adverso a los movimientos hispanoamericanos. Y que en el Río de la Plata se barajan diversos proyectos, que intentan fundamentar la legitimidad y alentar el reconocimiento de los nuevos estados. La declaración de independencia era indispensable para evitar las acusaciones de traición, pero había que buscar también una forma de gobierno que atrajera el apoyo de las naciones europeas mientras soplaban vientos de restauración monárquica. “Este marco explica las propuestas monárquicas de Belgrano y las simpatías de San Martín, que se expresó siempre por un régimen en el que primara el orden sobre la libertad”, resalta la historiadora, también docente e integrante del Instituto de Investigaciones Históricas Dr. Ramón Leoni Pinto (INHILEP).

Asimismo –señala- la historiografía argentina coincide en que existe una tensión, desde 1810, entre la soberanía abstracta de la élite dirigente que quiso administrar desde Buenos Aires y la soberanía múltiple defendida por las ciudades. Y que las ciudades del interior, verdaderos actores políticos del proceso de la revolución, encuentran en el levantamiento de Fontezuelas (donde el Ejército se rebela contra las órdenes del Directorio de invadir los pueblos del Litoral) la ocasión para enfrentar un liderazgo porteño que muestra fisuras. En ese momento las ciudades renegocian el pacto y el gobierno ofrece nuevas condiciones: el Estatuto Provisional de 1815 y la convocatoria a un congreso constituyente, que introducía la representación proporcional de la población -en lugar de la vieja representación según la jerarquía de ciudades- y la elección de gobernadores por sufragio popular.

El congreso, que comenzó a sesionar en Tucumán en 1816, fue escenario de todas estas tensiones y disputas. “Las acciones de San Martín discurren en un contexto en el que las provincias del ex virreinato disputan la conducción de la revolución iniciada en 1810”, destaca la experta.

El colapso del poder porteño representa también el fracaso de la política de la Logia Lautaro (de la que San Martín era miembro), que buscaba consolidar un poder central fuerte en Buenos Aires. A pesar de este revés en la política rioplatense, los caudillos militares reunidos por la Logia sostienen el plan más audaz: derrotar a los realistas en América del Sur. Y lo logran…

Contradictoria llegada de la Expedición Libertadora del Perú

Al mando del general José de San Martín, el Ejército desembarcó en las costas peruanas luego de haber independizado Chile (objetivo que logró tras la batalla de Maipú en 1818). “Explicado el contexto global y rioplatense de la acción sanmartiniana, consideremos una de sus campañas más importantes, la llamada ‘liberación del Perú’(este año se cumplieron 200 años de su independencia). Los líderes que dirigieron las campañas contra los realistas las pensaron a nivel continental. La independencia declarada en 1816 no estaba garantizada  mientras el plan continental de San Martín no eliminara la amenaza del poder militar español en territorio americano”, resalta la historiadora.

Sin embargo, Perú -que como México había sido uno de los centros más importantes del Imperio español en América, se convirtió en el foco de la contrarrevolución. “El proceso de independencia de Perú – explica Tío Vallejo– no se originó en sus propias élites; fue producto de una incursión militar externa al espacio peruano; por eso algunos autores hablan de una independencia impuesta. Fueron el propio San Martín y, posteriormente Bolívar, los que pusieron fin al lazo entre España y el Virreinato del Perú”, y ejemplifica: “aunque San Martín dijo en su proclama al Perú que su presencia allí obedecía a la “fuerza de las cosas”  y que él mismo era “un instrumento accidental de la justicia y un agente del destino”, su papel en el Protectorado no pareció tener una recepción tan indulgente.