MUESTRAS CIENTÍFICAS

Objetos y relatos arqueológicos invitan a recorrer el pasado y el presente del NOA

Hasta septiembre se puede visitar, en el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán, la exposición Arqueologías que hilan miradas. Participan científicas del CONICET NOA Sur, y está pensada para que jóvenes y adultos conozcan la historia de la disciplina en la región.


Muestra "Arqueologías que hilan miradas" (foto: gentileza Soledad Marcos, personal de apoyo del ISES).
Muestra "Arqueologías que hilan miradas" (foto: gentileza Soledad Marcos, personal de apoyo del ISES).
Muestra "Arqueologías que hilan miradas" (foto: gentileza Soledad Marcos, personal de apoyo del ISES).
Muestra "Arqueologías que hilan miradas" (foto: gentileza Soledad Marcos, personal de apoyo del ISES).

Sobre un escritorio pequeño del Área de Reserva y Colecciones del Instituto de Arqueología y Museo (IAM) se despliegan objetos extraños. Alrededor, caras de asombro y voces que expresan curiosidad (y hasta estupor). A la vista (y para sorpresa de quienes están presentes) hay calibres, tablas oculares y muestrarios de pelos, que forman parte del instrumental utilizado para medir cráneos, establecer color de ojos y de cabello, en un tiempo en el que la Antropología empleaba parámetros físicos para clasificar en tipos humanos las diferentes poblaciones, y práctica que validaba las ideas racistas que proclamaban la supremacía blanca europea.

“Esperen que hay más”, se le oye decir a Lorena Cohen, personal de apoyo del Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES, CONICET-UNT) y coordinadora del área en cuestión, mientras su silueta se desvanece por el pasillo que conduce a los depósitos del IAM. Esperando su regreso continúa la conversación -cargada de sensibilidad- entre el equipo y el considerable número de estudiantes que se hizo presente uno de los días de muestra sin saber exactamente con lo que se encontrarían. Cuando Cohen retorna, trae consigo otra serie de aparatos, esta vez más familiares; y en perfecto estado, a pesar de pertenecer a épocas bastante lejanas. Entre ellos, una vieja filmadora, cámaras fotográficas y una cámara “lúcida”, que despierta enseguida la atención del grupo. Cohen la señala y cuenta: “se trata de la cámara que usó el propio Alfred Metráux (antropólogo de origen suizo) en su trabajo etnográfico para fotografiar pueblos originarios del Gran Chaco. ¡Hasta tenemos una foto de él llevando esta cámara en el pecho! En otra caja aparecen balanzas, brújulas y teodolitos antiguos en sus estuches originales. “¡Hay que mostrarlos!”, dicen todos y todas -casi- al unísono. “Tenemos que compartir esto que forma parte de nuestra historia como institución”, reafirma la coordinadora.

Esta es la dinámica con la que se lleva adelante la exposición Arqueologías que hilan miradas,  que puede visitarse de lunes a viernes de 9 a 12:30 y de 14:30 a 19, en el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (San Martín 1545). “La muestra nació para mostrar 'los modos de hacer ciencia' en una institución universitaria casi centenaria”, cuenta Sara López Campeny, investigadora del ISES, directora del IAM y una de las artífices de este evento que, después de varios meses de intenso trabajo en equipo, cobró vida en los salones del Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (MUNT). Pero además numerosas instituciones pusieron a disposición material gráfico e instrumental; a su vez, docentes, estudiantes y personal no docente colaboraron en el proceso de diseño y montaje de la exposición.

Organizada y puesta en marcha por miembros del IAM y del ISES, en coproducción con el MUNT y con la curaduría de Lorena Cohen y Silvina Curletto (integrantes de ambos institutos), en la exposición pueden verse desde microscopios y lupas, hasta fotografías, planos, mapas y dibujos de una “calidad exquisita”, pasando por detallados retratos de las piezas arqueológicas y etnográficas de la colección del Instituto archivadas dentro de grandes carpetones, y otros elementos que forman parte de un catálogo inmenso, diverso e inestimable.

 

Objetos que relatan historias

El IAM, dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo (que vale destacar, cobija a muchos investigadores e investigadoras del CONICET NOA Sur provenientes de múltiples disciplinas), tiene una valiosa historia: en 1915 iniciaba su colección de piezas como parte del Museo de Ciencias Naturales de la provincia. Con una fuerte base en la investigación arqueológica, y (sobre todo en sus inicios) etnográfica y antropológica, la historia del instituto estuvo signada por sus incumbencias en la conformación de colecciones patrimoniales y de salas museográficas; en el lanzamiento de publicaciones propias; en la fundación de bibliotecas, y más tarde, en tareas relacionadas con la docencia y con la extensión. “En casi un siglo, los intereses de la institución, los modos de investigar y de documentar, y los criterios para exponer y divulgar conocimientos fueron variando según los diferentes paradigmas científicos y también según las políticas vigentes”, resalta López.

“Algunos testigos ´mudos´ de ese devenir esperaron en el interior de armarios, habitaciones y estantes”, agrega Cohen y aclara que no se refiere sólo al patrimonio que conforma las colecciones arqueológicas y etnográficas, sino a todos los materiales que “posibilitaron esos acercamientos y miradas diversas” del IAM, a lo largo del tiempo, con la comunidad. Y el acervo es tanto valioso como variado y numeroso: equipamientos de laboratorio y de campo; mobiliario de salas museográficas; fichas de registro; fotos y pinturas de las piezas; producciones audiovisuales, anotaciones de campo y otros fondos documentales, que esperaron ansiosos ser redescubiertos y revalorizados.

Otra característica de la muestra, que sus realizadoras destacan como distintiva, es el guion crítico, orientado a la reflexión, con el que se presentan el relato museográfico y la diversidad de objetos exhibidos. Gracias a estos últimos -reconoce Cohen- se comparten las formas en las que la Arqueología se llevó adelante a través de los años: los cambios en  el modo de establecer “los problemas” de investigación y las metodologías de trabajo; las numerosas disciplinas que la constituyen y los desafíos actuales de su práctica científica. Asimismo, aseguran las expertas, el recorrido de la muestra a través salones y galerías “fue revelando, a cada paso, la ‘metamorfosis’ que sufrió este campo científico hasta llegar a nuestros días”.

 

Más que sólo una mirada científica

Las diversas expresiones que cuentan el pasado en esta exposición escapan, en cierta manera, de la disciplina científica en sí misma, señala López Campeny, y explica que, además de las manifestaciones arqueológicas, adquieren especial significado producciones que exceden esa perspectiva y hacen su aporte, por ejemplo, desde el arte. “Reparan en la particular impronta de lo humano en el hacer, desde un lenguaje propio, sensible y comprometido”, destaca, y resalta, en este sentido, las fotografías de Darío Albornoz, y las obras de Silvio Giménez, de Nora R. R. de Anapol, Raúl Zelaya y Carlos Aschero que forman parte de la muestra.

Por otra parte, la muestra no se queda en la historia lejana, sino que llega hasta la actualidad, y abre las miradas hacia nuevas representaciones y modos de vincularse con la gente y sus territorios: “diferentes montajes invitan a conocer proyectos y actividades que se desarrollaron junto con pueblos originarios, comunidades locales, escuelas e instituciones”, describe López Campeny y Cohen agrega una última reflexión: “en nuestros días, los modos de hacer ciencia admiten su responsabilidad en las trayectorias culturales de la región. Reclama una necesaria vinculación con la sociedad y con las comunidades locales en las que investiga; la integración de saberes diversos; y la búsqueda de aportar a la educación y a la comunicación con discursos que permitan visibilizar continuidades identitarias, más que rupturas cristalizadas en ideas de ‘pureza cultural´”.

Equipo completo de "Arqueologías que hilan miradas"