En una escuela pública del municipio de Yerba Buena se realizó el pasado viernes 1º de noviembre una evaluación de aceptabilidad y de satisfacción de un alimento funcional de alto valor proteico y calórico, diseñado especialmente desde el sistema científico tecnológico de Tucumán para responder a las necesidades alimentarias de poblaciones vulnerables del noroeste argentino.
La especialista del Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (INTEPH, CONICET-UNT), Laura Cordero, fue una de las referentes que participó de esta iniciativa que promueve el CONICET NOA Sur en colaboración con la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC); y que busca contribuir a la mejora de la seguridad nutricional en entornos educativos –fundamentalmente de establecimientos públicos- y en contextos socioculturales desfavorables.
Este proyecto interdisciplinario e interinstitucional cuenta con el respaldo del Comité de Ética en la Investigación (CEI), conformado por expertos de la UNT y del CONICET, quienes confirman que ya se cumplieron los requisitos necesarios para realizar la evaluación del producto en comunidades de adolescentes. Además de evaluar y autorizar investigaciones, el CEI va a garantizar la protección de los derechos de los participantes, así como el manejo responsable de los datos recolectados.
Vale aclarar que el alimento funcional en cuestión se caracteriza por contener proteínas vegetales y aminoácidos esenciales, gracias al agregado de harina de soja y de quinoa. Tanto este como otros desarrollos en carpeta fueron pensados y diseñados por científicos y científicas locales como productos de relevancia socio-sanitaria para favorecer además al avance bioeconómico en el NOA.
Según la investigadora del INTEPH, la presente propuesta no sólo aborda la inseguridad nutricional a partir de una perspectiva de desarrollo sostenible y soberanía alimentaria, en virtud de ofrecer una respuesta efectiva a esta problemática y al de -por mencionar otro ejemplo- las enfermedades carenciales y de baja talla en la región: “Representa también una oportunidad de generar valor agregado y para crear empleos de calidad en origen”, remarca.
En lo que respecta a la prueba de aceptabilidad, Cordero subraya que se ideó considerando una mirada intersectorial tanto en lo que tuvo que ver con el trabajo de campo como con la degustación del producto. Aquí destaca la “intensa labor” codo a codo con el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Educación provinciales para la selección de las instituciones educativas con las cuales van a interactuar; y de los equipos del INTEPH y del Instituto De Investigaciones Sobre el Lenguaje y la Cultural (INVELEC, CONICET-UNT) en tareas de capacitación a estudiantes voluntarios de la carrera de licenciatura en Nutrición de la Universidad Santo Tomás de Aquino, quienes colaboraron en las diferentes fases de prueba del alimento.