CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Educación ambiental: una tarea clave para dar a conocer la importancia de la biodiversidad acuática

Especialistas del Instituto de Biodiversidad Neotropical imparten talleres  de reconocimiento de la biodiversidad acuática en ríos y arroyos cercanos a las escuelas, con maestras y estudiantes.


Talleres de reconocimiento de la biodiversidad acuática en ríos y arroyos cercanos a las escuelas, con maestras y estudiantes
Carlos Molineri, investigador de IBN, dictando un taller para reconocimiento de estado del agua dulce según los macroinvertebrados
Ríos donde se identifica los bioindicadores

Los seres humanos alteran el ambiente mucho más que otros organismos que viven en la Tierra. Esas transformaciones pueden ser percibidas como positivas –en el aumento de la productividad de un cultivo, por ejemplo-, pero frecuentemente los impactos en el ecosistema suelen ser negativos: disminuyen la biodiversidad y perturban los procesos ecosistémicos, como los relacionados con la producción de agua limpia, la regulación de las crecidas o la polinización. Incluso se producen colapsos ambientales como consecuencia de talas de selva tropical, que destruyen el suelo e impiden la regeneración de bosques; o por la contaminación con microplásticos de los océanos.

Esas alteraciones ecosistémicas que se producen en los ambientes acuáticos son precisamente las que estudian investigadores e investigadoras del Instituto de Biodiversidad Neotropical (IBN, CONICET-UNT) hace más de cuatro décadas, poniendo énfasis en los macroinvertebrados de estos entornos. Y el especialista en Sistemática y en Ecología de insectos acuáticos, Carlos Molineri es un ellos.

“Los macroinvertebrados son animales fáciles de visualizar e identificar en el campo porque miden más de 5 milímetros de longitud, coml por ejemplo, los insectos”, explica Molineri, y agrega que se pueden utilizar estos organismos como bioindicadores: que indican las condiciones ambientales y la salud del ecosistema. En el ambiente acuático las algas, los anfibios, los peces y los invertebrados son frecuentemente utilizados para determinar cuán alterado está un ecosistema”.

De esta manera, para evaluar la calidad del agua dulce se emplean macroinvertebrados acuáticos. El equipo científico del IBN utiliza índices bióticos, que son fórmulas matemáticas sencillas que combinan información sobre la diversidad y la susceptibilidad a la contaminación. Según Molineri, en relación a este tema, "En las regiones montañosas de los ríos, como las áreas Yungas y Chaco Serrano en el noroeste argentino, el índice biótico más básico es conocido como el 'índice biótico de las Yungas'. Este índice se fundamenta en la presencia de cuatro grupos de insectos que son fáciles de identificar en el campo y que son muy comunes en ambientes en condiciones favorables. Estos grupos son los plecópteros, los tricópteros, los élmidos y los megalópteros".

Estos insectos son organismos sensibles a las alteraciones del ecosistema, y van desapareciendo a medida que la calidad del hábitat empeora. Los ríos en buen estado, a los que el equipo de investigación denomina sitios de referencia, presentan los cuatro grupos de insectos, además de otros organismos menos sensibles. A medida que aumenta el nivel de alteraciones sobre el río, y se sobrepasa cierto umbral -se encuentran en un ambiente acuático, por ejemplo, sólo dos, o menos de estos cuatro grupos-, significa que la calidad ambiental disminuye.

Del laboratorio a la escuela

A principios del año 2009, y gracias al apoyo de la Asociación Civil Hermanos de la Tierra, con la anuencia del presidente de la asociación e investigador del IBN, Daniel Emmerich, se organizaron distintos encuentros en 13 escuelas rurales de Tucumán. En el marco de esas visitas, se realizaron talleres de reconocimiento de la biodiversidad acuática en ríos y arroyos cercanos a las escuelas, con maestras y estudiantes. Posteriormente, este trabajo se extendió hacia otras establecimientos educativos -sobre todo de alta montaña- gracias a un convenio con el Ministerio de Educación de la Tucumán.

“Este trabajo se desarrolló ininterrumpidamente con escuelas públicas y privadas, tanto en Horco Molle como en otras localidades de la provincia”, comenta Celina Reynaga, investigadora del instituto y una de las líderes de la iniciativa. Al respecto, y coincidiendo con su colega, Molineri valora la apropiación social que se hace de este tipo de conocimientos generados en el IBN, tanto de parte de la comunidad educativa - “que cuenta con herramientas sencillas de diagnóstico de calidad de agua”-, como de la misma comunidad científica, - “que vio enriquecida su labor con los conocimientos regionales y campesinos, ampliando a la vez el alcance territorial de las investigaciones sobre los ríos”-.

Reinventando la enseñanza de las Ciencias Naturales

Como fruto de esta investigación, y de muchas otras que analizan los ecosistemas acuáticos -su fauna, su flora y todas las relaciones que constituyen esa trama conectándose los humanos-, surge el libro:  Cuidando el Agua, Aprendemos a Cuidar a Toda la Vida. Sus editores: Carlos Molineri, Verónica Manso y Daniel Emmerich, remarcan que el mensaje principal del libro es “la biología se vivencia”, y que lo “vivo” se estudia observando la naturaleza, ya sea en el patio de la escuela o en una plaza.

“Este libro está pensado como una herramienta para docentes de nivel primario y secundario”, indica Emmerich, sin dejar de agregar que para él “la educación tiene hoy una particular importancia en el aprendizaje de volver a `mirar´ al Mundo, y comprendernos con otra lógica existencial”.

Por su parte, Manzo remarca: “La educación debería propender hacia la construcción de una cultura en favor de la biosfera. Desde este contexto ofrecemos un planteo educativo que tiene al agua como eje nodal, desde el cual articular y resignificar la enseñanza de las ciencias naturales.”. Y añade: “Cada capítulo del libro está acompañado por una ficha pedagógica en la que se ejemplifican posibles actividades con el estudiantado. A través de ella se sugieren los materiales necesarios, el desarrollo y tiempo de cada actividad; las pautas evaluativas y algunas actividades para articular otros temas o disciplinas”.

El compendio que se presenta en esta obra tiene la intención de despertar asombro e interés, destaca Molineri, y agrega: “A querer y cuidar lo pequeño y lo grande, que muchas veces pasa desapercibido”.

El libro de Educación Ambiental CUIDANDO EL AGUA, APRENDEMOS A CUIDAR A TODA LA VIDA (Molineri, C. D. Emmerich y V. Manzo Eds, 1ed. CONICET). Se presentará en el Microcine de la Fundación Miguel Lillo (sito en calle Miguel Lillo 251, S.M de Tucumán), el día viernes 25 de agosto a las 10 horas.