CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

El costo del conocimiento

Investigadoras del Instituto de Ecología Regional cuentan las dificultades y las desigualdades que enfrentan para financiar la obtención de datos


Bosques Subtropicales
Izquierda: doctora Agustina Malizia Derecha: doctora Cecilia BLundo
Recolección de datos

La demanda de conocimiento sobre los bosques está en aumento en todo el mundo. Es muy valiosa, entre otros motivos porque da información sobre el estado de conservación y la biodiversidad de los bosques tropicales y subtropicales; y su relación con los cambios globales, como el climático. Esta información certera permite que diferentes actores –científicos, gobiernos, ONG, etc. – puedan utilizarla para tomar decisiones de diferente índole, como la implementación de políticas públicas, la utilización de recursos naturales, entre otras.

Por ejemplo, para estudiar las selvas subtropicales de montaña del Noroeste Argentino, el Instituto de Ecología Regional (IER, UNT-CONICET), la Fundación ProYungas y el grupo de investigación CETAS-UNJu se ocupan de mantener la Red Subtropical de Parcelas Permanentes (RedSPP). Esta red regional cuenta con parcelas distribuidas por las yungas en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy, que se miden una y otra vez periódicamente: desde 1991, cada 5 años. Actualmente, trabajan en casi 80 hectáreas de parcelas; llevan recabados 30 años de datos y más de 40.000 árboles identificados y medidos (más información en: https://ier.conicet.gov.ar/red-subtropical-de-parcelas-permanentes-redspp).

Ahora bien, ¿cómo se consiguen y quiénes financian esos datos?

“Existe una opinión generalizada de que para conseguir mejores resultados es necesario que los datos forestales sean abiertos y justos, es decir, que cualquiera los pueda utilizar y compartir sin restricciones; y también que provengan de lugares localizables, accesibles, interoperables y reutilizables. Ambos factores permiten fomentar la transparencia e impulsar la innovación”, explica la doctora Agustina Malizia, investigadora del CONICET NOA Sur.

Malizia y la doctora Cecilia Blundo forman parte del IER, y junto con investigadores de varios países pusieron sobre el tapete un tema de discusión crucial, tanto a nivel local como mundial: las dificultades y las desigualdades que se experimentan al momento de financiar la obtención de esos datos certeros.

“Recientemente, hemos participado como co-autoras de una publicación internacional en la revista ‘Nature Ecology and Evolution’ sobre la situación de quienes generan los datos forestales en sitios tropicales y subtropicales”,  informa Blundo, y agrega: “por medio del artículo pudimos dejar de manifiesto la diferencia que existe entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo al momento de obtener el capital para generar la información que mantiene actualizada las bases de datos de los bosques”.

Las investigadoras plantean que los países con importantes bosques tropicales y subtropicales son en general subdesarrollados, como Colombia, Brasil, Venezuela, Ecuador, Perú o Argentina, y que en ellos conseguir financiamiento para recolectar la información y mantenerla actualizada se vuelve una tarea titánica y dificultosa. “Generar datos forestales a largo plazo implica medir e identificar en el terreno millones de árboles. Esto significa establecer, mantener y volver a visitar las parcelas permanentemente, y curar los registros indefinidamente. Los árboles son organismos longevos, por lo que los bosques requieren décadas de seguimiento para inferir sus cambios. Por lo tanto, mantener los registros locales durante décadas implica un compromiso profundo y a largo plazo con las combinaciones adecuadas, pero cambiantes, de personas, instituciones, normativas e intereses que impactan en cada sitio forestal”, remarca Malizia.

Sin embargo, muchos trabajadores forestales (asistentes de campo, técnicos, becarios, estudiantes e incluso investigadores) carecen de seguridad laboral y de una trayectoria profesional. Incluso, en ciertas regiones pueden estar expuestos a grandes riesgos personales, como secuestro y violencia.

“Quienes más abogan para que los datos de los bosques tropicales y subtropicales sean abiertos no son quienes los monitorean en el terreno, sino aquellos miembros de la comunidad científica que viven en países desarrollados", subraya por su parte Blundo.

En resumen, para que los datos de los bosques tropicales y subtropicales sean abiertos, primero deben recibir un apoyo justo quienes generan los datos. Y la realidad es que invertir en los trabajadores forestales y en su desarrollo no sólo es justo, sino que también es mejor para los objetivos globales, destacan las investigadoras, que el artículo mencionado www.nature.com/articles/s41559-022-01 plantean recomendaciones basadas en las necesidades y las perspectivas de quienes generan la información necesaria, para garantizar que los usuarios y los financiadores contribuyan adecuadamente.


Por  Cintia María Romero