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Investigadoras del CONICET participaron del diseño de una escuela bioambiental

Con sede en Santiago del Estero, la creación de la institución educativa es un hecho gracias a un convenio de articulación intersectorial en donde se destaca la injerencia de arquitectas de la región.


El Colegio Secundario del Bicentenario de la Autonomía Provincial, ubicado en el interior de la provincia de Santiago del Estero, en la Localidad de Vilmer, se inauguró hace aproximadamente dos meses en virtud de un vínculo interinstitucional del que participan especialistas del CONICET NOA Sur y de otros organismos estratégicos. Pero la novedad fundamental pasa por la propuesta con la cual se llevó adelante su diseño, ya que se trata de un edificio educativo con características bioambientales que prevé optimizar los recursos naturales y culturales del lugar, minimizando el impacto ambiental.

Este desarrollo es una realidad gracias a la firma de un Convenio de Colaboración mutua celebrado entre el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), a través del Grupo Hábitat Sustentable y Saludable (GHabSS) perteneciente a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán (FAU, UNT); con la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE), y la Dirección General de Arquitectura (DGA) de esa provincia.

Tal es así que, las proyectistas e investigadoras involucradas en la iniciativa, pertenecen a las instituciones mencionadas. La referencia es para: la becaria posdoctoral en el Instituto de Estudios Ambientales y Desarrollo Rural de la Llanura Chaqueña (IEADER, CONICET-UNSE), Dra. Arq. Gabriela Giuliano; la investigadora y directora del GHabSS, Dra. Arq. Beatriz Garzón, y la Prof. Arq. Myriam Arias, integrante de la Secretaría de Estudios y Proyectos de la DGA.

El reciente establecimiento escolar se encuentra en funcionamiento desde el 15 de marzo, a partir de que se pusiera en marcha el anual período lectivo, y tiene la particularidad de contar con una adecuación arquitectónica y tecnológica que se ajusta a las condicionantes geográficas y climáticas particulares de su implantación, y a los recursos locales –tanto naturales como culturales- con el objeto de cumplir con las normativas nacionales de confort higrotérmico y de eficiencia energética para preservar la calidad de vida de su comunidad educativa procurando optimizar las condiciones de sustentabilidad y salubridad.

La arquitecta Garzón, protagonista clave de la presente articulación, destaca de la importancia de la iniciativa reside en el esfuerzo de coordinación interinsitucional que deriva en la construcción de la escuela bioambiental, y al mismo tiempo señala que se trata de “un modelo demostrativo para el desarrollo de diseños y la ejecución de edificios educativos que posibiliten el bienestar de sus usuarios, la reducción del impacto ambiental y la mitigación del cambio climático para contribuir a la producción de hábitats saludables y sustentables”.


Algunas de las innovaciones implementadas son:

  • Las orientaciones, dando prioridad a la ubicación de las aulas y al diseño de sus parasoles según las mismas para el control y aprovechamiento adecuados de su asoleamiento.
  • La dirección de los vientos dominantes para la implantación de aulas y el diseño de sus aberturas tanto exteriores como interiores para favorecer la ventilación cruzada en los espacios.
  • Las características tecnológicas de la envolvente, para el correcto acondicionamiento térmico del edificio, a través de la apropiada aislación térmica en muros y techos que permiten la verificación del nivel óptimo y recomendado para el confort de sus habitantes y el ahorro de energía en refrigeración y calefacción logrando una adecuada calificación de eficiencia energética.