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CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD
Después de los 45 años, mueren más mujeres por enfermedad cardíaca que por cáncer ginecológico
Un médico investigador del CONICET NOA Sur destaca la importancia de no extrapolar datos masculinos a toda la población
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Desde que nacen hasta llegar a la menopausia, las mujeres se encuentran –en comparación con los varones de la misma edad- más protegidas de los eventos cardiovasculares. Pero, advierte el médico Rodrigo Oscar Marañón, investigador adjunto del CONICET, con sede de trabajo en la Facultad de Medicina de la UNT, “en la posmenopausia la hipertensión arterial es el principal factor de riesgo cardiovascular de las mujeres; afecta al 25% de ellas y es responsable del 46% de las muertes de mujeres postmenopáusicas a nivel mundial.”
Las que marcan “la diferencia” son ciertas hormonas, explica, y por eso le preguntamos: ¿cuáles son las que están implicadas en este proceso?, ¿qué función cumplen a nivel cardiovascular?
Las hormonas que están implicadas son los esteroides sexuales: estrógenos (estradiol) y andrógenos (testosterona). Por una parte, los estrógenos endógenos -es decir los que se sintetizan en los ovarios de una mujer- están relacionados con presión arterial baja y con menor riesgo de infartos agudos de miocardio, de enfermedades cerebro-vasculares (stroke) o de insuficiencias cardíacas. Y, por otra parte, los andrógenos pueden contribuir al aumento de la presión arterial después de la menopausia. “Y a partir de la menopausia, en las mujeres aumentan hasta cuatro veces los niveles de andrógenos, mientras que se reducen los niveles de estrógenos”, explica Marañón, que es además doctor en Ciencias Biológicas y estudia el efecto del estradiol sobre la tensión arterial aórtica en animales hipertensos pre y postmenopáusicos. “Este desbalance entre andrógenos y estrógenos induce cambios funcionales y estructurales a nivel vascular, renal, cardíaco y cerebral, que contribuyen al aumento de la presión arterial”, agrega.
Explica también que en una mujer en edad fértil hay menor predominio de HTA que en un hombre de la misma edad; pero, al llegar a la menopausia -alrededor de los 45 años- las prevalencias se igualan, y luego de los 55 años, es incluso mayor en las mujeres. “Dentro de este grupo específico de mujeres postmenopáusicas, la hipertensión arterial es aún mayor luego, entre los 75 y los 80 años, cuando la mortalidad por eventos cardiovasculares es más alta que en las mujeres más jóvenes y que en los hombres de la misma edad”, advierte y profundiza su explicación: “normalmente, los estrógenos ejercen un efecto vasodilatador a través del óxido nítrico, que se encarga de relajar las células musculares; pero, en estudios recientes observamos un efecto vasodilatador independiente del endotelio (la capa de células que separa los tejidos de la sangre). Esto es importante desde el punto de vista terapéutico, ya que podría constituir a futuro una alternativa para aquellas mujeres que presentan disfunción endotelial (reducción de factores de relajación vascular como el óxido nítrico), que necesitan reemplazo hormonal y a su vez controlar su presión arterial elevada.
Señala también la importancia de tener estudios centrados en las mujeres: “hasta hace poco tiempo, la mayoría de las investigaciones se realizaban en sujetos de sexo masculino, incluso los que se hacían en animales de laboratorio. Por este motivo, las mujeres reciben el mismo tratamiento que el hombre sin que se sepa a ciencia cierta si es igual de beneficioso para ellas”, resalta que recientemente se desarrollaron investigaciones para determinar la diferencia de sexo en las enfermedades cardiovasculares, en especial en la hipertensión arterial. “Hace algunos años, el National Institute of Health (NIH), en Estados Unidos, decretó que toda investigación relacionada con la salud debe hacerse en ambos sexos. Esto fue un gran paso para comenzar a entender en profundidad las diferencias entre hombres y mujeres a nivel cardiovascular”, cuenta y señala la importancia de la prevención a partir de los 45 años. “Hoy la toma de presión arterial autocontrolada es una ventaja que hay que aprovechar; sin embargo, las personas que lo hacen deben ser entrenadas para entender qué es lo que están midiendo e interpretar los resultados”, enfatiza y resalta: “la única forma de prevenirlo es ir al médico y seguir sus indicaciones”.
Por María Florencia Bernardo