COMUNICADO INSTITUCIONAL

La comunidad del CONICET NOA Sur lamenta el fallecimiento de Florencio Aceñolaza

Fue un reconocido científico que se destacó por sus valiosos aportes en el ámbito de la Geología. En 2009 lideró la presentación realizada ante la ONU sobre los límites de la plataforma continental argentina, gestión que derivó en la ampliación de un 35% de nuestra superficie marítima.


La comunidad del CONICET NOA Sur lamenta profundamente el fallecimiento de Florencio Aceñolaza.
La comunidad del CONICET NOA Sur lamenta profundamente el fallecimiento de Florencio Aceñolaza.
La comunidad del CONICET NOA Sur lamenta profundamente el fallecimiento de Florencio Aceñolaza.

La comunidad del CONICET NOA Sur lamenta profundamente el fallecimiento a sus 82 años de Florencio Aceñolaza, ex presidente –en 1996- y miembro del directorio –durante los años 1997 y 1998- de la institución, además de ser un referente nacional e internacional en el ámbito de la investigación geológica.

Pero más que hablar de los innumerables logros a lo largo de su vida académica, científica y política –entre ellos, el de ser uno de los principales responsables del estudio sobre los límites marítimos argentinos que Naciones Unidas convalidó en el año 2009 como argumento legítimo para la ampliación de un 35% de superficie para el país-, es importante destacar lo que fue como profesional y persona: un líder nato e indiscutido, un docente de ferviente vocación y un científico con visión y capacidad de gestión que luchó en defensa de la soberanía nacional a partir de su experticia.

“Su trabajo, lucha e inmenso conocimiento perdurarán eternamente en nosotros y entre quienes continúen su legado”, comunicaron sus familiares, amigos y colegas del Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO).

Trayectoria de Florencio Aceñolaza (fuente: Academia Nacional de Ciencias).

Nació en Villa Urquiza (Entre Ríos) el 23 de diciembre de 1941, donde cursó sus estudios primarios; posteriormente los secundarios en Paraná y universitarios en Córdoba. Allí logró el título de Geólogo (1964) y de Doctor en Ciencias Geológicas (1966). Su tesis doctoral fue dirigida por el Académico Dr. Armando Leanza, mereciendo la calificación de “Sobresaliente”.

Entre 1967 y 1969 se desempeñó en el Plan Cordillera Norte y en la provincia de La Rioja, situación que le permitió hacer actuaciones profesionales en el territorio riojano. Si bien su actividad en el campo de la docencia universitaria tuvo inicio en la Universidad Nacional de Córdoba y luego se desarrolló en la de Tucumán donde cubrió distintos niveles hasta el que hoy tiene como Profesor Titular de Geología Argentina. En su carrera docente también se desempeñó al frente de la asignatura Paleontología. Su relación con el CONICET se inicia como becario para hacer su tesis doctoral y, luego de ocupar diferentes niveles en la CIC se desempeña el cargo de Investigador Superior.  En la Universidad Nacional de Tucumán además ocupó diferentes funciones tales como Jefe del Departamento de Geología, Secretario Académico y Decano de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo (1984-1991). También ha ocupado el cargo de Secretario General de la Universidad Nacional de Tucumán (2003-2006).

Electo como Diputado de la Nación (1991-1995) ocupó el cargo de secretario de la Comisión de Ciencia y Tecnología y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores. En estas funciones le tocó un importante rol en la sanción de leyes (“Federal de Educación”, “Educación Superior”, “Reordenamiento Minero” e “Inversiones Mineras”, “Adhesión Convenio Internacional sobre Biodiversidad”, «Creación de la Comisión de la Plataforma Exterior Argentina (COPLA)). Posteriormente ocupó cargos de Presidente (1996) y Director (1997-1998) del CONICET, asimismo se desempeñó como miembro del Gabinete de la SECYT (1997).

Su actividad de investigación se centró en rocas del Paleozoico que afloran en diversos puntos del noroeste argentino, con particular énfasis en sus aspectos paleontológicos y bioestratigráficos. Especialmente desarrolló tareas sobre Icnología formando una escuela basada en las amplias colecciones que realizara y que están depositadas en la Universidad Nacional de Tucumán. Además, sus estudios geológico-regionales permitieron desarrollar criterios sobre la evolución geológica regional, habiendo sido coautor de los conceptos tectogénicos de “Pampeano” y “Famatiniano”, hoy de significación en la geología argentina y sudamericana. También desarrolló numerosos trabajos sobre la geología y paleontología de su provincia natal Entre Ríos aportando datos acerca de la evolución geológica de la misma.

Fue autor de más de 200 artículos científicos publicados en diversos medios de difusión científica del país y del extranjero. Además, ha participado como autor y coeditor de 10 libros que se refieren a la temática geológica regional; partícipe de la confección del mapa geológico de Tucumán (editado por el Servicio Geológico Nacional) y del mapa geológico de Sudamérica (editado por el Servicio Geológico de Brasil y UNESCO). Además, ha colaborado con numerosas revistas de difusión general y en periódicos de Buenos Aires, Paraná y Tucumán con notas sobre diferentes tópicos que hacen a la investigación científica, problemas ambientales y temas de interés general.

Fue impulsor de la creación del Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO, CONICET-UNT). En la Universidad de Tucumán ha dictado cursos de Grado y Posgrado, dirigió una treintena de trabajos de licenciatura y una docena de tesis doctorales. Su actividad científica le permitió participar del Programa Internacional de Correlación Geológica (UNESCO-IUGS) siendo co-líder de tres proyectos sucesivos (n° 180, 270, 351y 458) que tratan la problemática del Precámbrico y Paleozoico inferior en Latinoamérica y Gondwana. Ha sido designado representante argentino ante la Comisión Técnica y Científica de la Convención de la Biodiversidad (CBD).

Por su actividad ha logrado premios y menciones honoríficas.

Reclamo geológico por la plataforma continental (fragmentos de una nota redactada por el equipo de comunicación del CONICET NOA Sur)

“Para defender un país, lo primero que hay que tener es un buen conocimiento de él”, sostuvo toda su vida, y lo justificó a partir de la frase universal: “Nadie ama lo que no conoce”. La consistencia de este precepto, si se toma como referencia el histórico reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas, se puede hallar en los intersticios del basamento geológico. De hecho, en Tucumán y en el país Aceñolaza fue considerado un referente, porque se dedicó a estudiar durante más de cuatro décadas las características de la plataforma marina, lo que le permitió instalar el principal argumento de reclamación en ese sentido.

Este profesor emérito de la Universidad Nacional de Tucumán, de origen entrerriano, alegó que era sustancial, en efecto, tomar conciencia y “saber algo más sobre nuestro mar”. Cuenta que esto lo había reflexionado mientras se encontraba dictando clases, como parte de la cátedra de Geología Argentina de la carrera de Geología en la UNT sobre las potencialidades del argumento geológico para abordar la cuestión de soberanía sobre el sector marítimo argentino. En ese momento –estamos hablando de hace por lo menos 40 años- advirtió dos cosas: que en textos sobre temática los fundamentos se destacaban más por razones históricas o jurídicas que por conocimiento de la plataforma continental, y que su campo de estudio le daba una justificación sólida con base científica, lo que condujo al investigador y a un importante número de geólogos a profundizar en este análisis desde la segunda mitad del siglo XIX.

“Para llevar adelante una descripción de lo que son la plataforma continental argentina, las islas australes y la Antártida Argentina –explicaba Aceñolaza-, se deben tener en cuenta dos dimensiones: una es la composición física; y otra, la incidencia política que estos territorios tienen para ‘sostener nuestras pretensiones soberanas’”. Eso sí, agrega, cuando se aborda la cuestión de la plataforma marina hay un punto en común: lo que se diga está directa o indirectamente relacionado con la Geología, ya que en el principio es necesario saber diferenciar hasta dónde se extienden las rocas que forman el continente, y dónde empiezan las de los fondos oceánicos. “Y es sustantivo lograr esta definición”, sentenciaba. Concretamente, comentaba que el sustento está en que la plataforma continental submarina, llamada también meseta submarina o zócalo continental, guarda con el continente una estrecha unidad morfológica y geológica, y las aguas que la cubren constituyen los mares epicontinentales.

Para obtener estos resultados, Aceñolaza entregó años de su vida a realizar investigaciones y gestiones. Por ejemplo, en 1994, siendo diputado de la Nación, pudo conducir la Comisión de Relaciones Exteriores, en cuyo seno comenzaban a tratarse cuestiones relacionadas con aquellos países que disponían un frente marítimo con extensión aún indefinida. “Fue una feliz coincidencia, pues allí pude volcar en el debate mis conocimientos geológicos, y mi visión profesional y política”, afirmaba en aquel entonces. Todos estos argumentos que permiten inferir la legitimidad del reclamo de soberanía sobre las islas del Atlántico Sur fueron reunidos por el especialista el en el libro Geología como Construcción de Soberanía.

Gracias a las gestiones de Aceñolaza tuvo fundamento el grueso de demandas realizadas a las Naciones Unidas: que se creara un organismo técnico que trabajara en la elaboración de documentos con detalles sobre la geología submarina, y que sirvieran para dar una respuesta científica al tema. Por fin se llegó al dictado de la Ley Nº 24.815, que creó la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (COPLA), con la colaboración de organismos nacionales, como el CONICET, e internacionales. “Después de 20 años de trabajo, a principios de 2009 finalizó el informe que fue presentado al secretario general de la ONU", contaba el investigador. Fue fruto de un exhaustivo estudio de la Comisión Técnica Internacional que aprobó gran parte de lo presentado, y dejó en suspenso puntos por discutir con los británicos para ser acordados entre ambos países.