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DÍA DE LA MEMORIA, POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA
Con una ceremonia en el PROIMI, el CONICET NOA Sur confirmó su compromiso con la Verdad, la Memoria y la Justicia
Con la presencia de autoridades provinciales y de miembros de organizaciones sociales, se realizó un emotivo y simbólico Acto de Reparación Histórica, en el cual se intervinieron placas fundacionales que datan de la última dictadura. También hubo otras conmemoraciones.
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En la conmemoración de un nuevo aniversario del golpe de estado perpetrado en 1976, en el que se recuerda a las 30 mil víctimas que padecieron el Terrorismo de Estado, los miembros de la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI, CONICET) organizaron ayer martes, 21 de marzo, un Acto de Reparación Histórica.
Durante su desarrollo, se instaló en el centro de dos placas que datan de aquella etapa infame – una que hace alusión a la inauguración del instituto, en 1978 y otra, basal, colocada un año antes, en 1977, que lleva grabada la firma del genocida y dictador, Antonio Domingo Bussi-, una nueva con el propósito de dejar registro de la lucha que el CONICET, a través de sus respectivos institutos, lleva adelante en torno al fortalecimiento de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, a 40 años del retorno a la Democracia.
La ceremonia, en la que participaron integrantes del ámbito científico-tecnológico de la provincia y del espectro académico, y representantes de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora de Tucumán, estuvo encabezada por la directora del instituto, Alejandra Martínez, y presidida por Atilio Castagnaro, director del CONICET NOA Sur. También dijo presente la vicerrectora de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Mercedes Leal.
En un primer turno, Martínez reconoció que el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 - que produjo el ascenso de una nueva dictadura cívico-militar en el marco del denominado Proceso de Reorganización Nacional- fue devastador para nuestra sociedad, en todos los segmentos, y que la estrategia de control del Estado de facto, a través de la represión y la censura, tuvo como resultado inmediato la clausura de la esfera pública para entrar en un régimen de arbitrariedad y sometimiento basado en la violencia.
“La mayor parte de las universidades e institutos de investigación padecieron las consecuencias, y el CONICET, como organismo del Estado Nacional argentino, fue intervenido por la Junta Militar inmediatamente después del golpe”, señaló, y agregó que mientras se mostraba la expansión de la ciencia, “se ocultaba el desmantelamiento de las universidades; el aniquilamiento del pensamiento crítico, y la debilitación de la educación libre, laica y gratuita. Todo sustentado en un régimen de autoritarismo y discrecionalidad, que puso el foco –particularmente- en la articulación con el sistema académico. Entonces, con el objetivo de fortalecer y descentralizar el CONICET, se censuró y disciplinó a la comunidad científica.
“La transferencia de recursos hacia el organismo científico –continuó describiendo la directora-, a costa del desmantelamiento académico, político y presupuestario de las universidades nacionales, fue planificada con la multiplicación de emplazamientos científicos de autoritarismo y operaciones inmobiliarias y económicas difíciles de explicar”. Fue en ese contexto en el que se inauguró el instituto, y por eso “hoy son intervenidas las placas fundacionales instaladas en aquella etapa oscura y represiva, en reemplazo de una placa que marcará este día; porque la historia no debe borrarse”…
Posteriormente, Castagnaro expresó su emoción por la conmemoración, y dijo que allí lo que se está haciendo es una intervención que tiene un carácter profundamente democrático: “se trata de la voluntad inclaudicable de nuestra sociedad y de la comunidad científica en la construcción de una democracia que pueda garantizar la justicia”, sostuvo, haciendo referencia al reemplazo de las placas que fueron emplazadas en la dictadura “cuando el PROIMI se pensó y fundó”. Y ratificó: “la justicia es fundamental para que los pueblos y las sociedades vivan en paz”.
Asimismo, habló del desafío de abogar por la optimización de una la transdisciplina, a través de la cual se pueden aportar distintas herramientas para lograr esa justicia; para construir la paz, y en síntesis para consolidar y mejorar la democracia: “tenemos que pensar que todo aporte de conocimiento que hagamos nos lleva a entender, por un lado la realidad en la que vivimos, y por otro qué queremos como sociedad”, señalando además que el peor de los males es justamente el de la “injusticia social”.
Por último, Ricardo Kaliman, ex vicedirector del CONICET NOA Sur y representante de la Comisión Regional de la Memoria de dicha institución, expresó que esta semana – en referencia a la del 24 de marzo- es siempre sensible y emocionante para todos y todas: “por los hermanos y hermanas, colegas y familiares que perdimos y que llevamos en el corazón; pero también porque se cumplen ya 40 años desde que nos reunimos para reflexionar sobre los nefastos y oscuros que fueron esos años, debido a que un grupo de personas decidió implementar su política y consolidar sus privilegios sociales a través del uso de la violencia”.
“Para nosotros fue historia viva” –prosiguió-, y recordó el juicio a las juntas que “recapitulaban y condenaban los dolorosos años anteriores”. “Podemos tener nuestras disidencias; nuestras diferencias, pero muchos queremos un mundo mejor: para nosotros, nuestras familias y toda la sociedad, y estamos dispuestos a luchar y poner todo nuestro cuerpo, ganas y fuerza para que eso ocurra”, concluyó el investigador.
Para concluir con la actividad conmemorativa, becarios y becarias del PROIMI fueron invitados a replantar un árbol – el ancestral Ginkgo biloba, reconocido como fósil viviente milenario- al costado de las placas, como símbolo de la intervención.
Otras actividades en el marco del 24M
El pasado lunes, 20 de marzo, se llevó a cabo un encuentro organizado por la UNT, en el que se descubrió en el Parque Sierra San Javier, más específicamente en el Bosque de la Memoria que allí se ubica, una placa recordatoria a los secuestrados, asesinados y desaparecidos durante el Terrorismo de Estado ejercido en el período 1976-1983.
En ese espacio de remembranza, Sergio Pagani, rector de la universidad, en compañía de Mercedes Leal, vicerrectora, llevaron adelante un emotivo acto, del que también participaron otras autoridades y miembros de la UNT y del CONICET NOA Sur.
“Fue muy importante la UNT para la construcción de este bosque, y en la labor y búsqueda de la memoria, la verdad y la justicia”, admitió Castagnaro, agregando que fue la que cobijó y brindó el lugar para que muchos organismos se reunieran y posteriormente lucharan por los derechos humanos, en una provincia en la que la violencia militar había “golpeado la puerta” un año antes con el Operativo Independencia.
Por otro lado, ayer martes, en el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (MUNT), el equipo del Laboratorio de Investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán (LIGIAAT) presentó en público un panel conmemorativo al 24 de marzo que va a estar ubicado en la entrada del museo durante un tiempo. “Es la primera vez que recibimos una invitación así en los veinte años de trayectoria que tiene el equipo”, reveló Ezequiel del Bel, coordinador del laboratorio que depende de la Facultad de Ciencias Naturales e IML.
Dicho panel, además informativo, hace referencia a la campaña de los 30 mil compañeros y compañeras que fueron víctimas de la última dictadura cívico-militar. Posee además una poesía de Julio César Campopiano, desaparecido en esa época, y da cuenta, por otra parte, de la sostenida lucha que instituciones como la UNT , el CONICET y diferentes organizaciones sociales promueven en virtud de la causa.
Por su parte, la directora del MUNT, Susana Babot, habló de la elección de ese mural, y de la importancia que ocupan esas producciones a nivel simbólico y como señales de lucha en los espacios físicos de las instituciones.
Finalmente, Virginia Abdala, decana de la Facultad de Ciencias naturales recordó, emocionada, a los y las integrantes del ámbito académico que fueran desaparecidos durante la instrumentación del Terrorismo de Estado por aquellos años en la provincia de Tucumán. “Recuerdo que nos reuníamos para planificar pintadas nocturnas y actividades en las plazas, o simplemente para confortarnos mutuamente y sentir que quizás otro futuro era posible”, reveló. Y reflexionó: “afortunadamente, después de 40 años descubrimos que la luz de todos ellos y de todas ellas es eterna, intensa y más poderosa”.