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Fructífero paso de Atilio Castagnaro por la dirección del CONICET NOA Sur
Tras dos gestiones, el balance es positivo: vínculos claves con instituciones públicas y privadas de la provincia, del país y del mundo, y proyectos destinados al sistema educativo, al de salud y al productivo de la región.
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Sin dudas, Atilio Castagnaro “agarraba un fierro caliente” cuando decidió presentarse a la reelección de su mandato en el CONICET NOA Sur a fines del 2020. Atravesado el primer año de una prospera gestión, los efectos de la pandemia alcanzaban y afectaban el normal funcionamiento de la sociedad en su conjunto, y con ella, de las instituciones. Y el CONICET no fue una excepción. La situación habría desmotivado a cualquiera, pero al doctor en Agronomía, docente e investigador superior del Consejo lo vigorizó. Y junto con su colega, amigo y co-equiper, en la vicedirección, Ricardo Kaliman, promovió durante dos años más una gran cantidad de proyectos y vínculos que fortalecieron el sistema científico-tecnológico en el noroeste argentino.
Nadie que ocupe algún puesto en el Centro Científico Tecnológico (CCT) –desde el que comunica, hasta el que realiza pagos o gestiona compras- puede negar su proactividad, su energía ni su “obsesión” por querer que “todo esté perfecto”. Eso es en parte Atilio.
Desde su llegada, asumió la responsabilidad de dirigir un nuevo equipo de más de 25 profesionales en la Unidad de Administración Territorial (UAT), y lo hizo en tiempo completo, sin exagerar. No hubo jornada en la que no estuviera entre los primeros en llegar o entre los últimos en irse. Y con ese compromiso instó diariamente a fortificar las relaciones entre los miembros de los 23 institutos que -actualmente- funcionan en el marco del CONICET en la región. De la misma forma interaccionó “por fuera”, siempre apuntando a solidificar lazos con las universidades nacionales, y con numerosas instituciones públicas y privadas.
Algunas de sus “obsesiones” fueron la federalización de la ciencia, el trabajo en equipo, y la democracia de ideas y de puntos de vista. Fue (y sigue siendo) fiel creyente en que el esfuerzo conjunto, con una óptica transdisciplinar, brinda mejores resultados a la hora de trabajar en busca de respuestas científicas a los problemas de la gente. Y sobre esta base condujo la institución durante sus dos gestiones.
Algunos pilares de su administración
En ambos períodos de la fórmula Castagnaro-Kaliman, la labor institucional estuvo focalizada en colaborar con problemáticas acuciantes. Por ejemplo, se trabajó intensamente con el Ministerio de Educación de Tucumán para generar soluciones que respeten la identidad cultural de la alimentación de quienes asisten a los comedores escolares de la provincia, pero que mejoren la calidad de los alimentos que brindan. Este esfuerzo se tradujo en la producción de una súper tortilla saludable y de un súper mate cocido incorporando en su preparación ingredientes con propiedades nutricionalmente benéficas.
Con el Sistema Provincial de Salud (SIPROSA) también hubo una articulación permanente, sobre todo para generar desarrollos tecnológicos y proyectos sociales para enfrentar la pandemia de COVID-19. De la misma forma se actuó con instituciones de Santiago del Estero y de Catamarca.
Otro aspecto sumamente importante fue el compromiso histórico que el CONICET NOA Sur asumió con los Derechos Humanos, y por consiguiente con la Memoria, la Verdad y la Justicia. En ese marco, en 2021 se fundó la Comisión Regional de la Memoria, como parte de una iniciativa nacional del CONICET que se propuso la reparación documental de legajos de víctimas del terrorismo de Estado que se desempeñaban como trabajadores de la institución durante la última dictadura cívico-militar en esta parte del país. Pero hubo mucho más, ya que se impulsó el primer convenio específico de cooperación entre el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y el CONICET, para promover acciones por la búsqueda de la identidad y la memoria; es decir, en virtud del esclarecimiento de los hechos (por ejemplo, a través de exhumaciones y estudios genéticos) y de la restitución de la identidad y de las personas asesinadas como de los niños y las niñas nacidos/as y apropiados/as durante el cautiverio de sus madres en la última dictadura cívico-militar. Por otro lado, se rubricó un convenio con la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA) para ordenar y digitalizar el Archivo Histórico “Hilda Guerrero de Molina”, de la federación, y producir conocimiento científico sobre la historia de Tucumán y de sus trabajadores a partir de lo que sufrió el pueblo de Tucumán como consecuencia del cierre de los ingenios azucareros en 1966.
También se incentivaron las relaciones internacionales. Por ejemplo, en estos años se incrementaron las capacidades técnicas, y se consiguieron vinculaciones –por citar un caso- con el CIGB (Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba), lo que permitió avanzar con importantes proyectos sobre edulcorantes naturales de bajo poder calórico que potencien la economía regional; participar en el desarrollo de vacunas contra el dengue, y lograr la articulación técnico-productiva para mejorar cultivos, como la soja.
Pero uno de los proyectos emblemáticos de largo plazo es la creación del Polo Científico, Tecnológico, Productivo y Social de Tucumán, con el que se busca vincular el sistema científico-tecnológico y el aparato productivo de la región y del país. Se llevará adelante en un predio ubicado en El Manantial (al sur de la capital provincial) cedido por la Universidad Nacional de Tucumán, en comodato, al CONICET. El proyecto prevé que se instalen allí institutos de investigación, reparticiones de la UNT, y empresas de base tecnológica (EBT).
¿Quién es Atilio Castagnaro?
Hay testimonios que dan cuenta de cómo es el doctor Castagnaro como profesional, y -sobre todo-, como persona. Uno de ellos es el del ex vicedirector del CONICET NOA Sur, Ricardo Kaliman, y otros de parte de colegas del Instituto de Tecnología Agroindustrial del Noroeste Argentino (ITANOA, CONICET-EEOAC), donde realizó una extensa carrera hasta llegar a ser director.
Silvia Posse, secretaria del ITANOA
Hace ya 30 años, mi director de aquel entonces en la EEAOC me asignó una nueva tarea: asistir administrativa y contablemente a Atilio, que recién llegaba de una extensa carrera en España. A partir de ese momento empecé a descubrir un profesional con espíritu inquieto, disruptivo, generador de conocimiento, pero sobre todo apasionado y enamorado por lo que hace. Llevamos toda una vida trabajando juntos; atravesamos momentos buenos y algunos no tan buenos, pero siempre estuve convencida de que compartimos los mismos objetivos: trabajar por el bien común y la igualdad de nuestra sociedad.
El “jefe”, como le digo a pesar de sentirlo un amigo, me impulsó siempre a superarme, enseñándome que no hay cosas imposibles, y que hay que luchar para lograr y conquistar lo que uno sueña. Hoy le debo gran parte de mi desarrollo profesional a las enseñanzas de “ese guerrero incansable”.
Ricardo Kaliman, investigador principal del INVELEC
En Atilio se conjugan un altísimo nivel profesional como investigador con una auténtica sensibilidad hacia las necesidades del prójimo. De esta confluencia nace la genuina preocupación, que pudimos apreciar a lo largo de toda su gestión y que me enorgulleció acompañar, por poner la ciencia al servicio de las demandas sociales, tanto en favor del crecimiento productivo y económico del país, y de nuestra región, como en la contribución a paliar las crónicas y estructurales injusticias en la distribución de recursos y derechos en nuestra sociedad.
Haciendo un balance de estos años duros e intensos que compartimos bajo su conducción, no se puede sino valorar los logros y los crecimientos que hemos vivido en nuestro CCT. Me limito a señalar dos, de entre las varias que se me vienen a la mente: la conformación de proyectos interinstitucionales, entre nuestras Unidades Ejecutoras pero también con diversas instituciones públicas y privadas, consolidando cada vez más las aspiraciones de una vinculación tecnológica y social consistente e impetuosa; y la creación de la Oficina de Violencia Laboral y de Género que, entre otros esfuerzos destinados a mejorar la vida cotidiana y el trabajo en común, sirve en particular para desmentir trasnochadas operatorias. Estas, y tantas otras, creo, son huellas que quedan abiertas para siempre.
Esteban Pardo, investigador del ITANOA
Conocí a Atilio allá por 2006 o 2007, en alguna reunión donde participaban personal de la EEAOC y los “lilloanos” de la Facultad de Ciencias Naturales e IML, en la cátedra de Anatomía Vegetal. No tenía la más mínima idea de que iba a terminar trabajando bajo su dirección, ni de que me iba a doctorar con él. Hoy puedo decir que, en mi carrera como investigador de la EEAOC, me vi favorecido por sus enseñanzas y ejemplos.
Hay dos cosas fundamentales que destaco sobre él en términos profesionales. Por un lado, su visión acerca de la ciencia y del rol del científico en nuestra sociedad: siempre promueve una ciencia federal, humana, solidaria y fuertemente dirigida a resolver problemas reales y concretos que de nuestra sociedad; y su convencimiento sobre el valor del trabajo (todo tipo de trabajo) para lograr una sociedad más justa y equitativa. Por otro, y probablemente la característica que más quisiera destacar -porque influye en mí y creo que necesito más de esto- es su fe y su optimismo firmes e inamovibles (testarudo, diría el diccionario) para perseguir y contagiar objetivos, que, además, se transforman en institucionales y grupales. En síntesis, lo que hace un líder. Fue un honor y un placer haber sido su becario y ser su discípulo, si es que se me permite tal cosa.
Josefina Racedo, investigadora adjunta del ITANOA
Desde que lo conocí, hace casi 20 años (nota: Castagnaro fue director de su tesis doctoral, y luego de la posdoctoral, además de director durante el período que cursó como investigadora asistente), me pareció una persona entusiasta, visionaria, sumamente comprometida; no sólo con la investigación per se, sino también con la construcción de instituciones y equipos de trabajo que permitieran transformar la manera de hacer ciencia en nuestra región. A lo largo de los años logré ver cómo, a partir de una idea, es capaz de gestar y alcanzar los objetivos que se proponen, anhelando siempre “jugar en primera”, desarrollando tecnologías y metodologías de última generación. Esto es algo que parece tan trivial y obvio, pero que bajo las condiciones de hacer ciencia en nuestra región siempre es un gran desafío.
Creo a su vez que el compromiso incansable que demostró este último tiempo para jerarquizar la ciencia y devolver a la comunidad conocimiento y prácticas útiles, se vio reflejado en este fructífero período como director del CONICET NOA Sur.
Links útiles:
Comisión de la Memoria del CONICET: https://www.conicet.gov.ar/comisiondelamemoria/
Convenio con el BNDG: https://noasur.conicet.gov.ar/tucuman-fue-sede-de-la-conmemoracion-por-el-35-aniversario-de-la-creacion-del-banco-nacional-de-datos-geneticos/
Convenio con la FOTIA: https://noasur.conicet.gov.ar/a-56-anos-del-cierre-de-ingenios-hoy-es-el-dia-del-desagravio-al-pueblo-tucumano/
Proyecto Polo Científico: https://noasur.conicet.gov.ar/polo-cientifico-tecnologico-productivo-y-social-de-tucuman/
Proyecto Ciencia y Tecnología contra el Hambre: https://noasur.conicet.gov.ar/ciencia-y-tecnologia-contra-el-hambre/
Proyecto Inclusión Social y Calidad Educativa: https://noasur.conicet.gov.ar/investigacion-para-la-inclusion-y-calidad-educativa/