DÍA INTERNACIONAL DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Repensando a las comunidades originarias desde una perspectiva migratoria

En una nueva jornada en la que se conmemora la relevancia histórica de estos pueblos, la becaria doctoral del CONICET NOA Sur, Inés Varela describe las resignificaciones que se vienen dando en Tucumán y el NOA en torno a los desplazamientos territoriales de nuestros parientes ancestrales.


Inés Varela, becaria doctoral del INVELEC que investiga las resignificaciones de las comunidades originarias del NOA desde una perspectiva que toma en cuenta las migraciones.

Según estudios de una becaria doctoral del Instituto de Investigaciones sobre el Lenguaje y la Cultura (INVELEC, CONICET-UNT), las comunidades indígenas de la provincia de Tucumán y del resto del Noroeste Argentino se encuentran en procesos de transformación y de resignificación constante si se tienen en cuenta los movimientos migratorios que están atravesando en los últimos tiempos.

Los motivos que permiten advertir este fenómeno son muchos, y tienen que ver con procesos sociales, culturales-simbólicos, económicos y políticos, además de aquellos relacionadas con las experiencias subjetivas de los y las jóvenes migrantes, asegura Inés Varela, especialista en Letras y en estudios culturales del INVELEC. El desarrollo desigual, el avance de la agroindustria y del extractivismo, y las escasas oportunidades laborales en América Latina generaron un emplazamiento de las comunidades indígenas hacia las ciudades y, junto con ello, nuevas formas de pensar el “ser indígena” en esos universos urbanos.

Esta situación condujo –en algunos casos, señala la becaria- a la creación de centros indígenas y la conformación de organizaciones de pueblos originarios en las ciudades. Sin embargo, aclara, también implicó una serie de desafíos y de resignificaciones sobre la territorialidad originaria, ya que la visión de que las comunidades indígenas habitan las regiones rurales se ve cada vez más contrastada por estas migraciones hacia los espacios urbanos: “Si bien en Argentina los censos demográficos carecen de datos específicos sobre las migraciones de estos colectivos, se puede observar que en los países que realizan estos relevamientos (entre ellos, Bolivia, Brasil, Guatemala y México), la realidad indígena transcurre cada vez menos en las áreas rurales y, en la medida en que los diversos grupos étnicos pueden acceder a la educación superior y a la profesionalización, también se amplía el campo laboral, que había sido durante el siglo XX limitado al trabajo agrario y al trabajo informal”, expone, y agrega que en este sentido, las relaciones sociodemográficas se modificaron, suscitando una interrelación cada vez más compleja entre los vínculos urbanos y rurales.

Lo cierto es que Tucumán no escapa de esta realidad. “Hay una combinación de movimientos prolongados en el tiempo (migraciones) y movimientos cotidianos (pendulares), a través de los cuales los sujetos se desplazan para garantizar ciertas necesidades, como estudiar, trabajar, acceder a los servicios de salud, realizar trámites o abastecerse de mercadería; para luego regresar a sus comunidades en el día o a los pocos días”, explica la especialista.  Asimismo, revela que otro factor de incidencia y de circulación más fortuita son las redes de comunicación entre el campo y la ciudad; por ejemplo, el desarrollo de caminos y la ampliación de las líneas de transporte público, que permitieron modificar los aspectos que caracterizaban las migraciones de mediados del siglo pasado.

Otro detalle adicional es que muchos indígenas viven en la ciudad –o permanecen para realizar sus estudios, por ejemplo- y en el campo al mismo tiempo –porque más tarde retornan a la comunidad al finalizar el ciclo lectivo-. “Estas dinámicas –reconoce Varela- permiten repensar la categoría de indígena como un habitante históricamente condicionado al espacio rural manifestando una tensión entre lo tradicional y el avance del capitalismo moderno".

Con lo cual, hay una cuota visiblemente pendiente: “en nuestra provincia tenemos un trabajo arduo de autoreconocimiento que nos va a permitir modificar la mirada hacia el otro y hacia nosotros mismos, al reconocer nuestra fisonomía originaria, muy presente en nosotros y nosotras, reflexiona Varela, y lo hace considerando que ese es el camino para entendernos y respetar nuestra forma de hablar, de vestir y de aceptar nuestros hábitos culturales. También cree que desde un trabajo más íntimo tal vez se pueda combatir la discriminación y las violencias que “tenemos tan naturalizadas, y que fueron constituidas mediante estructuras de poder que se sostienen hace siglos”.

Por otra parte, y ya en el plano de las políticas públicas, para la becaria es necesario un desarrollo más igualitario que tienda a descentralizar las ciudades; que amplíe las oportunidades de acceso a puestos de trabajo; que ofrezca servicios más eficientes, y que asegure el cuidado de los recursos naturales. Para ella, esto va a ser viable si se lleva adelante un proyecto estructural del Estado que tome en cuenta las gobernanzas indígenas para poder combatir los graves problemas están enfrentando hoy las comunidades, y que muchas veces son omitidos. Por mencionar algunas, la falta recursos vitales como el agua, la depredación del medio ambiente; la problemática del desempleo; el consumo cada vez más frecuente de sustancias adictivas en la juventud, entre otras.

Mientras tanto, Varela y equipo –constituido a su vez por los investigadores Fulvio Rivero Sierra y German Quaranta- siguen en la búsqueda con motivo de identificar cuáles son los factores que inciden en dichos procesos migratorios, y cómo es el contexto de Tucumán, en cuyo territorio están emplazadas 18 Comunidades Indígenas registradas en el RENACI (Registro Nacional de Comunidades Indígenas). Particularmente, el equipo pone énfasis en cinco de ellas: la Comunidad Indígena de Amaicha del Valle; la Comunidad India Quilmes; la Comunidad Indígena del Pueblo Diaguita de Tafí; la Comunidad Indígena de Colalao, y la Comunidad Indígena Diaguita Los Siambones.

Por lo pronto, algunos de estos estudios parciales arrojaron las siguientes apreciaciones:

  • Los jóvenes de comunidades indígenas que migran tienen algún antecedente de movilidad temporal o de migración en su grupo familiar, generalmente vinculado al trabajo agrario o el trabajo informal.
  • En los casos estudiados, la movilidad temporal con fines educativos, de formación profesional, son las causantes del primer desplazamiento; la falta de oportunidades laborales resulta ser causante de la migración.
  • Los principales destinos son la ciudad de San Miguel de Tucumán y la ciudad de Rio Grande, Tierra del Fuego.
  • El deseo de retorno aparece asiduamente en los jóvenes que tienen un lazo identitario fuerte con la comunidad de origen. Practican los rituales en los lugares de destino y gestan lazos con quienes tienen proximidad cultural, por ejemplo, otros migrantes oriundos de otras comunidades originarias y “norteños” (migrantes provenientes principalmente de Jujuy y Salta). Además, son jóvenes que mantienen un vínculo y compromiso con el lugar de origen, retornan con frecuencia y anhelan poder ejercer sus profesiones en las comunidades, de las cuales se sienten parte a pesar del cambio de residencia.
  • La discriminación y las violencias en las ciudades son elementos que aparecen muy frecuentemente en las narrativas.

 

El 9 de agosto es el día elegido por la ONU para conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Estas comunidades representan un poco más del 6% de la población mundial. Se estima que eso se traduce en alrededor de 476 millones de personas, agrupadas en más de 5 mil comunidades, en unos 90 países. No obstante, a pesar de que sus territorios albergan el 80% de la biodiversidad del mundo, se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas del planeta.

En Argentina, los procesos de colonización cultural y las campañas militares del siglo XIX provocaron, en gran medida, el exterminio de varios pueblos indígenas. En la actualidad continúan peleando por la valorización de su identidad, por su autonomía política, y por el reconocimiento de sus derechos y de los derechos sobre sus territorios.

El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas es el organismo oficial encargado de promover y proteger los derechos de los pueblos indígenas de Argentina. En su último informe, elaborado en 2019, dieron cuenta de que hay 45 pueblos indígenas que viven en más de 1.676 comunidades, a lo largo y a lo ancho del territorio nacional.

Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación