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“¿Hablamos de Parkinson?”: Tucumán fue la sede de la Primera Jornada Federal sobre la enfermedad

Con la participación de investigadores del CONICET, profesionales de la salud, pacientes y familiares, el encuentro integró ciencia, clínica y sociedad en un espacio de reflexión y acompañamiento.


“¿Hablamos de Parkinson?”: Tucumán fue la sede de la Primera Jornada Federal sobre la enfermedad

El 20 de septiembre, San Miguel de Tucumán fue escenario de la Primera Jornada Federal “¿Hablamos de Parkinson?”, que tuvo lugar en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). La propuesta reunió a profesionales de la salud, investigadores, pacientes y familiares con el objetivo de fortalecer el diálogo entre la investigación biomédica, la práctica clínica y las experiencias cotidianas de quienes conviven con la enfermedad de Parkinson.

La actividad fue organizada por el Instituto de Medicina Molecular y Celular Aplicada (IMMCA, CONICET–UNT–SIPROSA) y la Asociación Parkinson Tucumán (ASPARTUC), y contó con más de 160 inscriptos, entre ellos representantes de asociaciones de pacientes de Neuquén, San Juan, Chaco, Formosa y de la Red Parkinson Argentina.

Entre los especialistas participaron como disertantes se destacaron Rosana Chehín, directora del IMMCA e investigadora del CONICET; la neuróloga Tomoko Arakaki, pionera en la aplicación de tango terapia como herramienta de rehabilitación; la terapista ocupacional Fernanda López; el kinesiólogo Guillermo Peker; la investigadora María de los Ángeles Bacigalupe (UNLP); el psicólogo Juan Pierleoni (ex presidente de ACEPAR); el neurólogo Federico Pelli Noble, los científicos César Avisa y Jazmín Elizondo, entre otros.

Una jornada innovadora

A diferencia de los encuentros tradicionales, esta propuesta no se limitó a la exposición científica, sino que fue concebida como un espacio integrador, donde participaron activamente pacientes, familiares, estudiantes y profesionales de diferentes disciplinas.

“Lo más importante fue que nucleamos a personas con Parkinson, amigos, familiares, estudiantes y profesionales, todos con un mismo objetivo: aprender, comunicarnos y empezar a construir una gran red en Tucumán en torno a esta enfermedad”, expresó el investigador del CONICET NOA Sur Rodrigo Tomás Grau, uno de los disertantes.

El programa se organizó en cinco mesas paneles que, a lo largo de la jornada, recorrieron distintas miradas sobre la enfermedad. Se habló del abordaje clínico y de la situación actual del Parkinson; de los factores de riesgo y la influencia del ambiente en su desarrollo; de los aportes de la ciencia tucumana en la investigación biomédica; y de nuevas estrategias preventivas y terapéuticas que se están explorando a nivel nacional e internacional. Estos ejes no solo aportaron conocimientos actualizados, sino que también invitaron a repensar la importancia de integrar la investigación científica con la práctica clínica y, sobre todo, con la experiencia vital de las personas que conviven con la enfermedad.

Ciencia al servicio de la comunidad

Para los investigadores, este tipo de encuentros refuerza el compromiso de la ciencia con la sociedad. “No estamos solo detrás de un guardapolvo blanco en un laboratorio. También estamos junto a la comunidad, escuchando sus necesidades y mostrando que el trabajo científico tiene frutos concretos que mejoran la calidad de vida”, destacó Tomás Grau.

En este marco, se presentó oficialmente la Asociación de Parkinson de Tucumán (ASPARTUC), que ya reúne a cerca de 100 miembros entre pacientes y familiares, con el objetivo de impulsar acciones de acompañamiento y de fortalecimiento comunitario. La jornada también permitió poner en valor la Red Argentina de Parkinson RAPark), que nuclea a asociaciones de pacientes de todo el país. Entre sus referentes destacados se encuentra Mari Villaruel, de Neuquén, pionera en la creación de varias asociaciones provinciales, cuyo trabajo ha sido fundamental para fortalecer la articulación nacional. La actividad subrayó así el papel central de los pacientes y sus familias en la construcción de redes de apoyo y en la difusión de conocimiento científico y herramientas de rehabilitación.

Los organizadores coincidieron en que esta primera experiencia en Tucumán constituye una semilla para el crecimiento de la red federal que integre ciencia, clínica y sociedad en torno a la enfermedad de Parkinson. “Queremos que cada provincia cuente con su asociación, que las familias no se sientan solas y que el conocimiento científico esté siempre al alcance de quienes lo necesitan. Más de cinco asociaciones de distintas provincias se dieron cita en Tucumán. Esto marca un precedente muy importante porque muestra que estamos empezando a trabajar de manera articulada y en red, con la ciencia acompañando de cerca a los pacientes”, concluyó Grau.

Tango y ciencia: una propuesta transformadora

Como actividad complementaria, el viernes 19 de septiembre se realizó un encuentro de formación en tango terapia y Parkinson, destinado a profesores y bailarines de tango. Coordinada por la neuróloga Tomoko Arakaki, pionera en la aplicación de esta práctica, la propuesta se basó en la experiencia del Hospital Ramos Mejía (Buenos Aires), donde el tango se utiliza como herramienta de rehabilitación motora y emocional para personas con Parkinson. En Tucumán, el taller contó además con la participación del doctor César Ávila, referente local del CCT CONICET, quien acompañó la implementación de la metodología.

La capacitación, desarrollada en la Facultad de Derecho de la UNT, recuperó la experiencia implementada en el Hospital Ramos Mejía (Buenos Aires), donde el tango se utiliza como recurso terapéutico para mejorar la movilidad, el equilibrio y el bienestar emocional de los pacientes. Durante el encuentro se brindaron lineamientos sobre cómo adaptar los ejercicios a las necesidades de cada persona, destacando que no es necesario ser tanguero de toda la vida, ya que la música y el movimiento se convierten en un medio accesible e integrador.

Además, durante la jornada central del sábado, la doctora Arakaki brindó una conferencia sobre los beneficios de la danza en el bienestar de los pacientes y, a continuación, se desarrolló un taller abierto donde los asistentes pudieron aprender y practicar pasos básicos de tango adaptados. La actividad culminó con una ronda colectiva de baile, en la que participaron pacientes, familiares, investigadores y profesionales de la salud.

“Fue un momento muy especial, porque no solo hablamos de los beneficios del tangoterapia, sino que lo vivimos en comunidad. Está científicamente comprobado que el tango contribuye a la evolución y al bienestar de los pacientes con Parkinson, y lo que pasó en esa ronda fue una muestra concreta de ello”, destacó Rodrigo Tomás Grau.