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CIENCIAS AGRARIAS, DE INGENIERÍAS Y DE MATERIALES
La nuez bajo la lupa
Investigadores del CONICET NOA Sur y de la Universidad Nacional de Catamarca realizan estudios moleculares y bioquímicos en nogales catamarqueños
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La nuez es un fruto comestible de gran importancia económica a nivel mundial. Ha constituido, desde tiempos inmemoriales, una rica fuente de alimento para los seres humanos, básicamente por su aporte energético. Es altamente nutritiva, y contiene cantidades importantes de compuestos fenólicos, ácidos grasos polinsaturados, y minerales, que brindan muchos beneficios para la salud. Y Catamarca es una de las principales provincias productoras de nueces en Argentina.
Esto llevó a investigadores a investigadores del Centro Regional de Energía y Ambiente para el Desarrollo Sustentable (CREAS) - unidad ejecutora de doble dependencia entre la UNCA y el CONICET-, en colaboración con científicos del Instituto de Biotecnología Farmacéutica y Alimentaria (INBIOFAL), del Instituto de Tecnología Agroindustrial del Noroeste Argentino (ITANOA) y de la Universidad Nacional de Catamarca, a trabajar de forma articulada para relevar las principales variedades de nogales de la provincia, y seleccionar variedades y terruños que permitan aumentar el rendimiento de la región y dar valor agregado a la producción local. Para ello, trabajan ahora para lograr la caracterización molecular, que es la identificación de similitudes o diferencias en las secuencias de ADN, y la caracterización bioquímica -que se refiere a la identificación de las moléculas biológicas compuestas principalmente por carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre, etcétera- de los diferentes nogales y sus frutos.
Sucede que la composición de la nuez varía significativamente de un cultivar a otro, y en función de las condiciones ambientales. Y en Catamarca su producción está mayormente a cargo de pequeños y medianos productores, al tiempo las plantaciones están constituidas, en general, por plantas provenientes de semillas -de reciente introducción- de variedades comerciales. “Esto hace que encontremos una gran variabilidad genética en la región, un reservorio que puede ser de gran importancia para los programas de mejoramiento, teniendo en cuenta los cambios climáticos que se están produciendo en la actualidad” señala Ingrid Georgina Orce, investigadora del CREAS.
El relevamiento, que incluye cultivares de Andalgalá, Belén, Tinogasta, Balcozna, Los Ángeles, El Rodeo, Las Juntas y La Puerta, apunta a determinar la variabilidad genética y ambiental, y su influencia en la composición y en las bioactividades beneficiosas para la salud humana. Se tomaron muestras de hojas para la caracterización molecular de diferentes individuos, y muestras de frutos para la caracterización bioquímica. Además, se incluyeron ejemplares de la especie nativa Juglans australis.
Otro de los desafíos que se plantea el grupo de trabajo es aprovechar los residuos agroindustriales generados durante la producción. Sucede que la nuez es una drupa, constituida por una capa externa verde denominada pericarpio, que cubre el endocarpio leñoso, conocido como la cáscara de la nuez y que aloja la parte comestible, es decir, la semilla. La parte verde es desechada en su totalidad durante la producción y, en algunos casos, la cáscara leñosa también forma parte de los subproductos de la cosecha.
Parte del proyecto es analizar y caracterizar las sustancias químicas que se encuentran en estos subproductos, y que pueden promover la salud. Su aprovechamiento permitiría reducir los residuos y se obtener fitoquímicos antioxidantes con valor agregado. “Esto permitiría incluirlos en nuevos desarrollos tecnológicos dentro de la industria alimentaria, y/o a través del desarrollo de bactericidas naturales que puedan reemplazar o reducir el uso de agroquímicos”, destaca Orce.
Hasta el momento se analizaron las propiedades antioxidantes y antimicrobianas de los extractos de cáscaras de nueces de una de las localidades muestreadas, y se obtuvieron resultados prometedores, comenta la investigadora. Estos trabajos se pudieron realizar gracias al financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Agencia I+D+i), del CONICET y de la UNCA.
Participantes del estudio:
-Gabriela Furque, docente e investigadora de la UNCA.
-Patricia Gómez docente e investigadora de la UNCA y del CREAS.
-Atilio Castagnaro, investigador superior de CONICET y actual director del CCT NOA Sur.
-Mario Arena, investigador principal y actual director interino del INBIOFAL.
-Sibila Lencina, becaria doctoral de CONICET.
-Gretel Rodríguez Garay, grupo colaborador del CREAS.
-Ingrid Georgina Orce, investigadora asistente del CREAS.
-Susana Nieva, docente e investigadora de la UNCA y del CREAS.
por Maria Florencia Bernardo